Hace bastantes años, seguramente en 1890, el doctor Gustav
Adolf Danziger me llevó a San Francisco algo que, según sus propias
palabras, era una traducción suya de un relato alemán perteneciente al
brillante escritor Richard Voss, de Heidelberg. Dado que
en aquella época el doctor Danziger utilizaba
la lengua inglesa de forma realmente incorrecta, me pidió que revisara su
versión del texto de Voss con la intención de publicarlo
en este país. Al leer la obra, me sentí interesado con la posibilidad de
ampliar algunos de los pasajes, y acepté el trabajo que me ofrecía con la
condición de que tanto el traductor como el autor me concediesen completa
libertad en el asunto. Algunos meses después supe que el autor, al que conocía
personalmente, había accedido a mi osada proposición, a pesar de que yo se la
había hecho con la intención de zanjar aquella cuestión. El resultado final
fue este libro, publicado por F. J . Schultz
and Company, de
Chicago. Casi inmediatamente los editores quebraron, y por lo que yo sé, el libro
nunca llegó a ser puesto en venta.
Como jamás tuve acceso al texto original de la obra,
y como de todas formas no tengo un adecuado conocimiento del alemán, no puedo
decir qué libertades pudo haberse tomado el doctor Danziger respecto
al texto del autor. A mí me asegu ró
que su interpretación era fiel; no obstante, en libros más recientes, el doctor
Danziger aparece reflejado como el autor de «El monje y la hija
del verdugo». Esta breve noticia viene a justificar, sino a demostrar,
que pese a no ser realmente trascendental la autoría definitiva, el hecho
terminó dando lugar a más discusiones de las que me habría gustado a mí.
Utilizando un recurso puramente literario, el autor
de la obra en alemán asegu ró que su
obra procedía de otra, y en la versión editada por Schultz se añadió
la siguiente nota:
«La fuente de este relato es un viejo manuscrito alemán
que originalmente perteneció al monasterio franciscano de Berchtes-gaden, en
Baviera. El original fue obtenido por Richard Voss, de Heidelberg, gracias a
un campesino, y de su adaptación alemana ofrecemos ahora la presente versión».
Siempre me pareció que esta nota era un incorrecto
recono-cimiento a la obra de Voss, por el que siento la más
sincera admiración. La satisfacción que me produce poderlo reeditar deriva de
que de ese modo tengo la oportunidad de hacerle justicia a un escritor, de cuya
fantástica imag inación esta anécdota
es tan sólo un fiel reflejo. En señal del poco reconocimiento que merece
cualquier otra persona, me permití conservar el nombre del doctor Danziger
en
la portada del presente libro. En la versión actual que él colocó en mis manos
han sido introducidas sustanciales modificaciones.
AMBROSE BIERCE
29 de noviembre de 1906
1.007. Briece (Ambrose)
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