Macho, s. Miembro del sexo
insignificante. El macho de la especie humana es generalmente conocido (por la
mujer) como Simple Hombre. El género tiene dos variedades: buenos proveedores y
malos proveedores.
Macrobiano, s. Olvidado de los dioses que
alcanza una edad muy avanzada. La historia nos da numerosos ejemplos, desde
Matusalén hasta el Old Parr, pero algunos casos notables de longevidad son
menos conocidos. Un campesino calabrés llamado Coloni vivió tanto que llegó a
tener un vislumbre de la paz universal. Scanavius dice que conoció a un obispo
tan viejo que era capaz de recordar una época en que colgarlo hubiera sido una
injusticia. En 1566, un tejedor de Bristol, Inglaterra, declaró que había
vivido quinientos años, y que en todo ese tiempo jamás había dicho una mentira.
En nuestro país también hay un caso de longevidad (macrobiosis). El senador
Chauncey Depew es tan viejo que se ha vuelto inteligente. El Director de The
American, periódico neoyorquino, tiene una memoria que se remonta a la
época en que era un pillo, aunque no se remonta al hecho mismo de que era un
pillo.
El presidente de los Estados Unidos
nació hace tanto tiempo que muchos de los amigos de su juventud han escalado
altas posiciones políticas y militares sin el concurso de méritos personales.
Magia, s. Arte de convertir la
superstición en moneda contante y sonante. Hay otras artes que sirven al mismo
fin, pero el discreto lexicógrafo no las nombra.
Magnético, adj. Dícese de lo que sufre la
influencia del magnetismo.
Magnetismo, s. Lo que ejerce influencia
sobre algo magnético.
Estas dos definiciones están
condensadas de la obra de un millar de eminentes hombres de ciencia, que han
arrojado sobre el tema una luz deslumbrante, con indecible progreso del
conocimiento humano
Magnífico, adj. Dotado de esplendor o
grandeza superiores a los que el espectador está habituado; por ejemplo, las
orejas de un asno para un conejo, o la gloria de una luciérnaga para un simple
gusano.
Magnitud, s. Tamaño. Como la magnitud es
puramente relativa, nada es grande y nada es pequeño. Si todo lo que compone el
universo aumentara su tamaño en un millar de diámetros, nada sería más grande
que antes, pero si una sola cosa permaneciera igual, todas las otras serían más
grandes de lo que fueron. Para un intelecto familiarizado con la relatividad de
la magnitud y la distancia, los espacios y las masas del astrónomo no serían
más impresio-nantes que las del microscopista.
Al fin y al cabo, nadie nos asegura
que el universo visible no sea una pequeña parte de un átomo, con sus iones
componentes, flotando en el fluido vital (o en el éter luminífero) de un vasto
animal. Posiblemente las menudas criaturas que pueblan los corpúsculos de
nuestra propia sangre experimenten la emoción debida al contemplar las
impensables distancias que los separan.
Majestad, s. Condición y titulo de rey,
considerados con justo desprecio por los Muy Eminentes Grandes Maestres,
Grandes Cancilleres, e imperiales Potentados de las antiguas y honorables
órdenes de la América
republicana.
Malechor, s. El principal factor en el
progreso de la raza humana.
Malthusiano, adj. Relativo a Malthus y sus
doctrinas. Malthus creía en la necesidad de limitar artificialmente la
población, pero descubrió que eso no podía hacerse hablando. Uno de los
exponentes más prácticos del malthusianismo fue Herodes de Judea, aunque todos
los militares famosos han participado de esas ideas.
Malla (de baile). Prenda del vestuario
teatral destinada a reforzar con una particular publicidad el entusiasmo
general del agente de prensa.
Durante algún tiempo, la atención
del público se desvió de esta prenda para concentrarse en la negativa de Miss
Lillian Russell a usarla.
Se hicieron muchas conjeturas sobre
sus motivos, hasta que una actriz rival, Pauline Hall, sugirió -dando muestras
de notable ingenio y reflexión- que la naturaleza no había dotado a Miss
Russell de bellas piernas. El intelecto masculino no pudo aceptar esa teoría,
pero la mera idea de que existiera una pierna femenina defectuosa era tan
prodigiosamente original que figuró entre las mayores hazañas de la
especulación filosófica. Es extraño que en toda esta controversia nadie haya
pensado en atribuir a “pudor” la actitud de Miss Russell. La naturaleza de ese
sentimiento no es muy bien comprendida en la actualidad, e incluso es difícil
decir con el vocabulario que nos queda, de qué se trata. Recientemente, sin
embargo, ha resucitado el estudio de las artes perdidas, y algunas de ellas se
han recuperado. Esta es una época de renacimientos, y cabe esperar que el
primitivo “rubor” sea rescatado de su escondite entre las tumbas de la
antigüedad y devuelto al escenario en alas de un silbido.
Mamíferos, s. Familia de vertebrados
cuyas hembras, en estado natural, amamantan a su cría, pero cuando se vuelven
civilizadas e inteligentes la dan a la nodriza o usan el biberón.
Mamón, s. Dios de la religión que
predomina en el mundo. Su templo principal se halla en la santa ciudad de Nueva
York.
Maná, s. Alimento dado
milagrosamente a los israelitas en el desierto.
Cuando no lo recibieron más, se
afincaron y labraron la tierra, fertilizándola, por regla general, con los
cadáveres de sus primitivos ocupantes.
Manes, s. Partes inmortales de los
griegos y romanos que morían.
Experimentaban un sordo malestar
hasta que los cuerpos de donde habían exhalado se quemaban y enterraban.
Después de esto, tampoco lograban sentirse particularmente felices.
Maniqueísmo, s. Antigua doctrina persa
según la cual hay guerra incesante entre el Bien y el Mal. Cuando el Bien
abandonó la lucha, los persas se pasaron a la oposición victoriosa.
Mano, s. Instrumento singular que se
usa al extremo de un brazo humano, y que por lo general se encuentra metida en
un bolsillo ajeno.
Maquinación, s. Método empleado por
nuestros enemigos para anular nuestro declarado y honroso esfuerzo por hacer lo
justo.
Marido, s. El que después de cenar
debe encargarse de lavar el plato.
Mártir, s. Alguien que avanza hacia
una muerte deseada siguiendo el camino de la menor repugnancia.
Más, adj. Grado comparativo de
demasiado.
Masonería, s. Orden de ritual secreto,
grotescas ceremonias y extravagantes ropas, a la que, tras su fundación por los
artesanos de Londres bajo el reinado de Carlos II, han adherido los muertos de
los pasados siglos, en incesante retroceso. Actualmente abarca todas las
generaciones del hombre, de Adán acá, y está reclutando distin-guidos adeptos
entre los habitantes precreacionales del Caos y del Vacío.
Informe. La orden fue creada en
diferentes épocas por Carlo-magno, Julio César, Ciro, Salomón, Zoroastro, Confucio,
Thotmés y Buda. Sus emblemas y símbolos se han encontrado en las catacumbas de
París y Roma, en las piedras del Partenón y la Gran Muralla China,
entre los templos de Karnak y Palmira, y en las pirámides egipcias. El
descubridor fue siempre un masón.
Matar, v. t. Crear una vacante sin
designar un sucesor.
Matrimonio, s. Condición o estado de una
comunidad formada por un amo, un ama y dos esclavos, todos los cuales suman
dos.
Mausoleo, s. La última y más divertida
locura de los ricos.
Mayonesa, s. Uno de los aderezos que
usan los franceses en lugar de la religión del estado.
Maza, s. Bastón que en la función
pública denota autoridad. Su forma, que es la de un pesado garrote, indica su
propósito primitivo, que era calmar a los disidentes.
Meandro, s. Curva sinuosa. Toma su
nombre de un río situado unas ciento cincuenta millas al sur de Troya, que
cambia de curso para no oír a griegos y troyanos jactarse de sus hazañas.
Medalla, s. Pequeño disco de metal que
se da en premio de virtudes, hazañas o servicios más o menos auténticos.
A Bismarck le dieron una medalla
por rescatar valerosamente a una persona que se ahogaba. Cuando le preguntaron
el significado de la medalla, respondió: “A veces salvo vidas”. Otras veces
hacía lo contrario.
Médico, s. Alguien a quien lanzamos
nuestras súplicas cuando estamos enfermos, y nuestros perros cuando nos hemos
curado.
Mendaz, adj. Aficionado a la retórica.
Mendigar, v. t. Pedir algo con intensidad
proporcional a la creencia de que no será otorgado.
Mendigo, s. El que ha confiado en la
ayuda de los amigos.
Menor, adj. Menos objetable.
Mente, s. Misteriosa forma de la
materia segregada por el cerebro.
Su principal actividad parece
consistir en el esfuerzo por determinar su propia naturaleza, tentativa que
parece fútil, puesto que la mente, para conocerse, no dispone de otra cosa que
sí misma.
Metralla, s. Argumento que el futuro
prepara en respuesta a las demandas del socialismo americano.
Metrópoli,
s. Baluarte del provincialismo.
Mesmerismo, s. Nombre dado al Hipnotismo
antes que empezara a vestir con elegancia, tuviera carruaje e invitara a cenar
a la Incredulidad.
Mi, pron. Caso objetable del
pronombre personal de primera persona, que tiene tres casos: dominativo,
objetable y opresivo. Cada uno de ellos es los otros dos.
Milagro, s. Acontecimiento inexplicable
y extraño al orden natural, como ganar con un póker de ases y un rey contra un
póker de reyes y un as.
Milenio, s. Feriado de mil años a cuyo
término se clavará la tapa, con todos los reformistas adentro.
Ministro, s. Agente de un poder superior
con una responsabilidad inferior. En diplomacia, funcionario enviado a un país
extranjero como encarnación visible de la hostilidad de su soberano por ese
país. El principal requisito para ser ministro es un grado de plausibilidad en
la mentira apenas inferior al de un embajador.
Mío, adj. Lo que me pertenece,
siempre que pueda apropiármelo.
Misericordia, s. Daga que en la guerra
medieval usaba el infante para recordar a un caballero desmontado por su
cabalgadura que él también era mortal.
Misericordia, s. Virtud que aman los
delincuentes sorprendidos.
Miss, s. Título con que marcamos a
las mujeres solteras para indicar que están disponibles en el mercado. Miss,
Missis (Mrs.), y Mister (Mr.) me parecen las tres palabras más desagradables de
la lengua inglesa, tanto por su sonido como por su sentido. Las dos primeras
son una corrupción de “Mistress” y la tercera de “Master”. Mientras los demás
títulos han sido abolidos en nuestro país, éstos sobreviven para complicarnos
la vida. Si fuera indispensable conservarlos, deberíamos ser coherentes y
encontrar uno que designe al hombre soltero. Me atrevo a sugerir la palabra
Mush[1]
abreviada Mh.
Mitad, s. Una de las dos partes en
que una cosa puede dividirse o considerarse dividida. En el siglo XIV teólogos
y filósofos discutieron acaloradamente si la Omnisciencia podía
partir un objeto en tres mitades; y el piadoso padre Aldrovinus rogó
públicamente en la catedral de Rouen porque Dios demostrara la afirmativa de la
proposición en alguna forma notable e inconfundible (preferiblemente, si le
pluguiera, en el cuerpo de ese empedernido blasfemador, Manutius Procinus,
quien sostenía la negativa). Procinus, sin embargo, fue preservado para morir
de una mordedura de serpiente.
Mitología, s. Conjunto de creencias de un
pueblo primitivo relativas a su origen, héroes y dioses, por oposición a la
historia verdadera, que inventa más tarde.
Moda, s. Déspota a quien los sabios
ridiculizan y obedecen.
Mojigata, s. Celestina que se oculta a
espaldas de su conducta.
Molécula, s. Última e indivisible unidad
de la materia. Se distingue del corpúsculo, que también es la última e
indivisible unidad de la materia, por una semejanza más estrecha con el átomo
que es, asimismo, la última e indivisible unidad de la materia. Las tres
grandes teorías científicas de la estructura del universo son la molecular, la
corpuscular y la atómica. Una cuarta postula, con Haeckel, la condensación o
precipitación de la materia a partir del éter, cuya existencia es probada por esa
condensación o precipitación. La corriente actual del pensamiento científico se
inclina hacia la teoría de los iones. El ión difiere de la molécula, el
corpúsculo y el átomo en el hecho de ser un ión. Una quinta teoría es sostenida
por los idiotas, pero es dudoso que ellos sepan algo más sobre la materia que
los otros.
Momia, s. Egipcio antiguo, usado
antaño como remedio en todas las naciones civilizadas y que ahora provee al
arte de un excelente pigmento. También resulta cómoda en los museos para
satisfacer la vulgar curiosidad que distingue al hombre de los animales
inferiores.
Mónada, s. Ultima e indivisible unidad
de la materia (ver Molécula).
Según Leibniz, y en la medida en
que él parece dispuesto a ser comprendido, la mónada tiene cuerpo sin volumen,
y mente sin manifestación; Leibniz la reconoce gracias a la facultad innata de
la reflexión y ha fundado sobre la mónada una teoría del universo, que ella
soporta sin resentimiento, porque es una dama. Pequeña como es, la mónada
contiene todas las potencialidades necesarias para convertirse en un filósofo
alemán de primera categoría. No confundir la mónada con el microbio o el
bacilo; pertenece a una especie muy diferente, como lo demuestra un buen
microscopio al no poder detectarla.
Monarca, s. Persona que se ocupa de
reinar. Antiguamente el monarca era el único amo, como lo indica la etimología
de la palabra y como aprendieron, a costa de sí mismos, muchos súbditos. En
Rusia y Oriente el Monarca retiene todavía una considerable influencia en los
asuntos públicos y en el destino final de las cabezas humanas, pero en Europa
Occidental la administración pública corre por cuenta de los ministros,
mientras el monarca reflexiona sobre el destino de su propia cabeza.
Mono, s. Animal arbóreo que se
instala en los árboles genealógicos.
Monosilábico, adj. Dícese del idioma compuesto
de palabras de una sola sílaba, para uso de bebes literarios que nunca se
cansan de expresar, mediante un adecuado gugu, el placer que les causa ese
alimento insípido. Las palabras monosilábicas son por lo común sajonas, es
decir el idioma de un pueblo bárbaro, desprovisto de ideas que sólo puede
experimentar sentimientos y emociones eleventales.
Monseñor, s. Alto título eclesiástico,
en cuyas ventajas no reparó el fundador de nuestra religión.
Monumento, s. Estructura destinada a
conmemorar algo que no necesita conmemoración o no puede ser conmemorado. Como
dijo el poeta. “Los huesos de Agamenón son ofrecidos en espectáculo, mientras
su regio monumento yace en ruinas”. Pero la fama de Agamenón no es afectada por
eso. La costumbre monumentaria alcanza sus “reducciones ad absurdum” en
los monumentos “a los muertos desconocidos”, que perpetúan la memoria de
aquellos que no han dejado memoria.
Moral, adj. Conforme a una norma de
derecho local y mudable.
Cómodo.
Dícese que existe en el Este una
cadena de montañas y que a un lado de ella ciertas conductas son inmorales,
pero que del otro lado son tenidas en alta estima; esto resulta muy ventajoso
para el montañés, porque puede bajar ora de un lado, ora del otro, y hacer lo
que le plazca, sin ofensa.
(“Meditaciones de Gooke”).
Muerto, adj. Dícese de lo que ha
concluido el trabajo de respirar; de lo que ha acabado para todo el mundo; de
lo que ha llevado hasta el fin una enloquecida carrera; y de lo que al alcanzar
la meta de oro, ha descubierto que era un simple agujero.
Mujer, s. Animal que suele vivir en
la vecindad del Hombre, que tiene una rudimentaria aptitud para la
domesticación. Algunos de los zoólogos más viejos le atribuyen cierta docilidad
vestigial adquirida en una antigua época de reclusión, pero los naturalistas
del postfeminismo, que no saben nada de esa reclusión, niegan semejante virtud
y declaran que la mujer no ha cambiado desde el principio de los tiempos.
La especie es la más ampliamente
distribuida de todas las bestias de presa; infecta todas las partes habitables
del globo, desde las dulces montañas de Groenlandia hasta las virtuosas playas
de la India. El
nombre que se le da popularmente (mujerlobo) es incorrecto, porque pertenece a
la especie de los gatos. La mujer es flexible y grácil en sus movimientos,
especialmente la variedad norteamericana (Felis pugnans), es omnívora, y puede
enseñársele a callar.
Mulato, s. Hijo de dos razas, que se
avergüenza de ambas.
Multitud, s. Muchedumbre. Fuente de
sabiduría y virtud políticas.
En una república, objeto de
adoración del estadista. “En una multitud de consejeros está la sabiduría”,
dice el proverbio. Si muchos hombres de igual sabiduría individual resultan más
sabios que cualquiera de ellos, debe ser que adquieren ese exceso de sabiduría
por el simple hecho de reunirse. ¿De dónde viene? Evidentemente, de ninguna
parte. Lo mismo valdría decir que una cadena de montañas es más alta que las
montañas individuales que la componen. Una multitud es tan sabia como el más
sabio de sus miembros, siempre que éste sea obedecido; de lo contrario es tan
necia como el más necio entre ellos.
Murmurar, v. t. Decir cómo encuentra uno a
otro cuando el otro no puede encontrarlo a uno.
Mustang, s. Caballo indócil de las
planicies occidentales. En la sociedad británica, esposa norteamericana de un
noble inglés.
1.007. Briece (Ambrose)
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