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domingo, 19 de enero de 2014

El diccionario del diablo - F

Famoso, adj. Notoriamente miserable.
Fanático, adj. Dícese del que obstinada y ardorosamente sostiene una opinión que no es la nuestra.
Fantasma, s. Signo exterior e invisible de un temor inferior. Para explicar el comportamiento inusitado de los fantasmas, Heine menciona la ingeniosa teoría según la cual nos temen tanto como nosotros a ellos. Pero yo diría que no tanto, a juzgar por las tablas de velocidades comparativas que he podido compilar a partir de mi experiencia personal. Para creer en los fantasmas, hay un obstáculo insuperable. El fantasma nunca se presenta desnudo: aparece, ya envuelto en una sábana, ya con las ropas que usaba en vida. Creer en ellos, pues, equivale no sólo a admitir que los muertos se hacen visibles cuando ya no queda nada de ellos, sino que los productos textiles gozan de la misma facultad.
Suponiendo que la tuvieran, ¿con qué fin la ejercerían? ¿porqué no se da el caso de que un traje camine solo sin un fantasma adentro? Son preguntas significativas, que calan hondo y se aferran convulsivamente a las raíces mismas de este floreciente credo.
Faro, s. Edificio elevado sobre una playa, donde el gobierno mantiene un farol y un recomendado político.
Favor, s. Breve prólogo a diez volúmenes de exacción.
Fe, s. Creencia sin pruebas en lo que alguien nos dice sin fundamento sobre cosas sin paralelo.
Fealdad, s. Don de los dioses a ciertas mujeres que pueden ser virtuosas sin ser humildes.
Felicidad, s. Sensación agradable que nace de contemplar la miseria ajena.
Felón, s. Persona de más empuje que discreción, que al aprovechar una oportunidad ha elegido mal sus cómplices.
Ferrocarril, s. El principal entre los medios mecánicos que nos permiten alejarnos de donde estamos hacia donde no estaremos mejor.
El optimista lo prefiere por su rapidez.
Fiador, s. Tonto que poseyendo bienes propios se hace responsable de los que otro confía a un tercero.
Felipe de Orleans, queriendo designar para un alto cargo a uno de sus favoritos -un noble disoluto-, le preguntó qué garantía podía ofrecer. “No necesito fiador” -repuso el noble- “puesto que puedo daros mi palabra de honor”. Divertido, preguntó el Regente: “eso, ¿cuánto vale?” Repuso el noble: “Señor, vale su peso en oro”.
Fidelidad, s. Virtud que caracteriza a los que están por ser traicionados.
Fiesta, s. Celebración religiosa generalmente caracterizada por la glotonería y la ebriedad, que suele realizarse para honrar a alguien que se distinguió por ser un santo y un abstemio. En la liturgia católica hay fiestas móviles y fijas, pero los celebrantes se quedan invariablemente fijos a la mesa, hasta que se han saciado. En su estadio primitivo, estos entretenimientos asumían la forma de festividades en honor de los muertos; fueron celebradas por los griegos con el nombre de “Nemesia”, y también por los aztecas y los incas, y en tiempos modernos son populares entre los chinos; aunque se cree que los muertos de la antigüedad, como los de hoy, comían poco. Entre las numerosas fiestas de los romanos, se encontraban las “Novemdiale”, que según Tito Livio, se celebraban cada vez que llovían piedras del cielo.
Filántropo, s. Anciano caballero, rico y generalmente calvo, que ha aprendido a sonreír mientras su conciencia le roba los bolsillos.
Filibustero, s. Pirata de poco bordo, cuyas anexiones, carecen del mérito santificante de la magnitud.
Filisteo, s. Aquel cuya mente es producto de su medio, y cuyos pensamientos y sentimientos están dictados por la moda. A veces es culto, a menudo próspero, generalmente limpio y siempre solemne.
Filosofía, s. Camino de muchos ramales que conduce de ninguna parte a la nada.
Finanzas, s. Arte o ciencia de administrar ingresos y recursos para la mayor conveniencia del administrador.
Fisonomía, s. Arte de determinar el carácter de otro por las semejanzas y diferencias entre su rostro y el nuestro, que es el criterio de la excelencia.
Folletín, s. Obra literaria, generalmente una historia que no es verdadera y que se prolonga insidiosamente en varios números de un periódico o una revista. Cada entrega suele venir precedida de un “resumen de lo publicado”, para los que no la han leído, pero sería más necesario un “resumen de lo que sigue”, para los que no piensan leerlo.
Lo mejor sería un resumen de todo.
El difunto James F. Brown estaba componiendo un boletín para un semanario en colaboración con un genio cuyo nombre no ha llegado a nosotros. Trabajaban, no conjunta sino alternativamente: una semana Brown escribía un capítulo, a la semana siguiente escribía su amigo, y de este modo pensaban seguir hasta el fin de los tiempos. Infortunadamente se enemistaron, y un lunes por la mañana, cuando Brown leyó el periódico para poder continuar la historia, descubrió que esta había sido interrumpida de un modo calculado para sorprenderlo y herirlo. Su colaborador había embarcado a todos los personajes del relato en un buque y los había hundido en lo más profundo del Atlántico.
Folklore, s. Sabiduría popular que abarca mitos y supersticiones.
En la obra de BaringGould, Curiosos Mitos de la Edad Media, el lector encontrará el camino recorrido por muchos de ellos, a través de diversos pueblos y en líneas convergentes hacia un común origen en la remota antigüedad. Uno de los más generales y antiguos de esos mitos es el de “Alí Babá y los Cuarenta Rockefellers”.
Fonógrafo, s. Juguete irritante que devuelve la vida a ruidos muertos.
Forma pauperis, (expresión latina). “En carácter de pobre”, forma de presentación ante un juez que permite a éste fallar sin remordimiento contra quien carece de dinero para pagar un abogado.
Fotografía, s. Cuadro pintado por el sol sin previo aprendizaje del arte. Es algo mejor que el trabajo de un apache, pero no tan bueno como el de un indio “cheyenne”.
Frenología, s. Ciencia de alivianar el bolsillo a través del cráneo.
Consiste en localizar y explotar el órgano con que uno es un tonto.
Frontera, s. En Geografía política, línea imaginaria entre dos naciones que separa los derechos imaginarios de una, de los derechos imaginarios de la otra.
Funeral, s. Ceremonia mediante la que demostramos nuestro respeto por los muertos enriqueciendo al sepulturero, y refirmamos nuestra congoja mediante gastos que ahondan nuestros gemidos y duplican nuestras lágrimas.
Futuro, s. Época en que nuestros asuntos prosperan, nuestros amigos son leales y nuestra felicidad está asegurada.

1.007. Briece (Ambrose)

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