Famoso, adj. Notoriamente miserable.
Fanático, adj. Dícese del que obstinada y
ardorosamente sostiene una opinión que no es la nuestra.
Fantasma, s. Signo exterior e invisible
de un temor inferior. Para explicar el comportamiento inusitado de los fantasmas,
Heine menciona la ingeniosa teoría según la cual nos temen tanto como nosotros
a ellos. Pero yo diría que no tanto, a juzgar por las tablas de velocidades
comparativas que he podido compilar a partir de mi experiencia personal. Para
creer en los fantasmas, hay un obstáculo insuperable. El fantasma nunca se
presenta desnudo: aparece, ya envuelto en una sábana, ya con las ropas que
usaba en vida. Creer en ellos, pues, equivale no sólo a admitir que los muertos
se hacen visibles cuando ya no queda nada de ellos, sino que los productos
textiles gozan de la misma facultad.
Suponiendo que la tuvieran, ¿con
qué fin la ejercerían? ¿porqué no se da el caso de que un traje camine solo sin
un fantasma adentro? Son preguntas significativas, que calan hondo y se aferran
convulsivamente a las raíces mismas de este floreciente credo.
Faro, s. Edificio elevado sobre una
playa, donde el gobierno mantiene un farol y un recomendado político.
Favor, s. Breve prólogo a diez
volúmenes de exacción.
Fe, s. Creencia sin pruebas en lo
que alguien nos dice sin fundamento sobre cosas sin paralelo.
Fealdad, s. Don de los dioses a ciertas
mujeres que pueden ser virtuosas sin ser humildes.
Felicidad, s. Sensación agradable que
nace de contemplar la miseria ajena.
Felón, s. Persona de más empuje que
discreción, que al aprovechar una oportunidad ha elegido mal sus cómplices.
Ferrocarril, s. El principal entre los
medios mecánicos que nos permiten alejarnos de donde estamos hacia donde no
estaremos mejor.
El optimista lo prefiere por su rapidez.
Fiador, s. Tonto que poseyendo bienes
propios se hace responsable de los que otro confía a un tercero.
Felipe de Orleans, queriendo
designar para un alto cargo a uno de sus favoritos -un noble disoluto-, le
preguntó qué garantía podía ofrecer. “No necesito fiador” -repuso el noble-
“puesto que puedo daros mi palabra de honor”. Divertido, preguntó el Regente:
“eso, ¿cuánto vale?” Repuso el noble: “Señor, vale su peso en oro”.
Fidelidad, s. Virtud que caracteriza a
los que están por ser traicionados.
Fiesta, s. Celebración religiosa
generalmente caracterizada por la glotonería y la ebriedad, que suele
realizarse para honrar a alguien que se distinguió por ser un santo y un
abstemio. En la liturgia católica hay fiestas móviles y fijas, pero los
celebrantes se quedan invariablemente fijos a la mesa, hasta que se han
saciado. En su estadio primitivo, estos entretenimientos asumían la forma de
festividades en honor de los muertos; fueron celebradas por los griegos con el
nombre de “Nemesia”, y también por los aztecas y los incas, y en tiempos
modernos son populares entre los chinos; aunque se cree que los muertos de la
antigüedad, como los de hoy, comían poco. Entre las numerosas fiestas de los
romanos, se encontraban las “Novemdiale”, que según Tito Livio, se celebraban
cada vez que llovían piedras del cielo.
Filántropo, s. Anciano caballero, rico y
generalmente calvo, que ha aprendido a sonreír mientras su conciencia le roba
los bolsillos.
Filibustero, s. Pirata de poco bordo, cuyas
anexiones, carecen del mérito santificante de la magnitud.
Filisteo, s. Aquel cuya mente es
producto de su medio, y cuyos pensamientos y sentimientos están dictados por la
moda. A veces es culto, a menudo próspero, generalmente limpio y siempre
solemne.
Filosofía, s. Camino de muchos ramales
que conduce de ninguna parte a la nada.
Finanzas, s. Arte o ciencia de
administrar ingresos y recursos para la mayor conveniencia del administrador.
Fisonomía, s. Arte de determinar el
carácter de otro por las semejanzas y diferencias entre su rostro y el nuestro,
que es el criterio de la excelencia.
Folletín, s. Obra literaria,
generalmente una historia que no es verdadera y que se prolonga insidiosamente
en varios números de un periódico o una revista. Cada entrega suele venir
precedida de un “resumen de lo publicado”, para los que no la han leído, pero
sería más necesario un “resumen de lo que sigue”, para los que no piensan
leerlo.
Lo mejor sería un resumen de todo.
El difunto James F. Brown estaba
componiendo un boletín para un semanario en colaboración con un genio cuyo
nombre no ha llegado a nosotros. Trabajaban, no conjunta sino alternativamente:
una semana Brown escribía un capítulo, a la semana siguiente escribía su amigo,
y de este modo pensaban seguir hasta el fin de los tiempos. Infortunadamente se
enemistaron, y un lunes por la mañana, cuando Brown leyó el periódico para
poder continuar la historia, descubrió que esta había sido interrumpida de un
modo calculado para sorprenderlo y herirlo. Su colaborador había embarcado a
todos los personajes del relato en un buque y los había hundido en lo más
profundo del Atlántico.
Folklore, s. Sabiduría popular que
abarca mitos y supersticiones.
En la obra de BaringGould, Curiosos
Mitos de la Edad Media ,
el lector encontrará el camino recorrido por muchos de ellos, a través de
diversos pueblos y en líneas convergentes hacia un común origen en la remota
antigüedad. Uno de los más generales y antiguos de esos mitos es el de “Alí
Babá y los Cuarenta Rockefellers”.
Fonógrafo, s. Juguete irritante que
devuelve la vida a ruidos muertos.
Forma pauperis, (expresión latina). “En
carácter de pobre”, forma de presentación ante un juez que permite a éste
fallar sin remordimiento contra quien carece de dinero para pagar un abogado.
Fotografía, s. Cuadro pintado por el sol
sin previo aprendizaje del arte. Es algo mejor que el trabajo de un apache,
pero no tan bueno como el de un indio “cheyenne”.
Frenología, s. Ciencia de alivianar el
bolsillo a través del cráneo.
Consiste en localizar y explotar el
órgano con que uno es un tonto.
Frontera, s. En Geografía política,
línea imaginaria entre dos naciones que separa los derechos imaginarios de una,
de los derechos imaginarios de la otra.
Funeral, s. Ceremonia mediante la que
demostramos nuestro respeto por los muertos enriqueciendo al sepulturero, y
refirmamos nuestra congoja mediante gastos que ahondan nuestros gemidos y
duplican nuestras lágrimas.
Futuro, s. Época en que nuestros
asuntos prosperan, nuestros amigos son leales y nuestra felicidad está
asegurada.
1.007. Briece (Ambrose)
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