Eranse un
viejo y una vieja que tenían dos hijas. El padre fue una vez a un burgo y le
compró un pez a una de las hermanas y otro pez a la otra. La mayor se comió el
suyo, pero la menor fue al pozo y dijo:
-Pececito:
¿qué hago yo contigo? ¿Te como o te suelto?
-No me
comas -contestó el pececito. Echame al agua y algún día te ayudaré.
Soltó la
muchacha al pez en el pozo y volvió a su casa.
La vieja
no le tenía cariño a su hija menor. Hizo que la otra se vistiera con sus
mejores galas para acompañarla a misa y a la menor le dejó dos medidas de
centeno que debía tener limpio y escogido cuando ella volviera de la iglesia.
La
muchacha fue por agua y se detuvo, llorando, junto al pozo. El pececito subió a
la superficie y preguntó:
-¿Por qué
lloras, hermosa doncella?
-¿Cómo no
voy a llorar? -contestó la muchacha. Mi madre ha hecho que mi hermana se
pusiera sus mejores galas, se la ha llevado con ella a misa y a mí me ha
mandado limpiar dos medidas de centeno para cuando ella vuelva de la iglesia.
-No
llores -dijo el pececito. Engalánate y ve a la iglesia. El centeno estará
limpio a tiempo.
La
muchacha se vistió, fue a misa y la madre no pudo reconocerla. Terminado el
oficio, la muchacha corrió a su casa. La madre también volvió de la iglesia y
preguntó:
-¿Has
limpiado el centeno, estúpida?
-Sí, lo
he limpiado.
-No sabes
qué muchacha tan bonita ha estado hoy en la iglesia -continuó la madre.
Incluso el pope no hacía más que mirarla. Tanto, que casi se distrajo en
algunos momentos. En cambio, tú, pánfila, mira los andrajos que llevas
puestos...
-Aunque
no estuve, yo también lo sé.
-¡Qué vas
a saber tú!... -despreció la madre.
Otra vez
también hizo la madre que la hija mayor se vistiera con sus mejores galas para
acompañarla a misa, y a la menor le dejó tres medidas de grano diciendo:
-Mientras
yo rezo a Dios, limpia tú ese grano.
Se
marcharon a misa, y la hija menor fue por agua. Se detuvo llorando junto al
pozo. El pececito subió a la superficie y preguntó:
-¿Por qué
lloras, hermosa doncella?
-¿Cómo no
voy a llorar? -contestó la muchacha. Mi madre ha hecho que mi hermana se
pusiera sus mejores galas, se la ha llevado con ella a misa y a mí me ha
mandado limpiar tres medidas de grano para cuando ella vuelva.
-No
llores -dijo el pececito. Engalánate y ve también a la iglesia. El grano
estará limpio a tiempo.
La
muchacha se vistió muy bien, fue a la iglesia y se puso a orar. Incluso el pope
no hacía más que mirarla. Tanto, que casi se distrajo en algunos momentos.
También
había ido a misa el zarévich de aquellos lugares. La hermosa doncella le agradó
mucho y quiso saber quién era. Por eso, cuando terminó el oficio echó resina
por donde tenía ella que pasar. Uno de sus zapatitos se quedó allí pegado y
ella volvió a casa.
-Me
casaré con la joven a quien pertenezca este zapatito -anunció el zarévich.
Era un
zapato todo bordado en oro.
-No sabes
qué muchacha tan bonita ha estado hoy en la iglesia -dijo la vieja cuando
volvió a casa. Incluso el pope no hacía más que mirarla. Tanto, que casi se
distrajo en algunos momentos. En cambio, tú, pánfila, mira lo andrajosa que
estás.
Por
entonces andaba el zarévich recorriendo todas las provincias en busca de la
doncella que perdió el zapatito, pero no encontraba a ninguna que se lo pudiera
poner. Llegó a casa de aquella vieja.
-Que
salga tu hija para ver si le sirve el zapato.
-¿Mi
hija? Esa, si acaso lo manchará -contestó.
En esto
salió la hermosa doncella, el zarévich le probó el zapatito y le estaba bien.
Entonces se casó con ella y vivieron felices y en la opulencia.
También
yo estuve allí. Todo lo que comí y bebí los labios me mojó, pero en mi boca no
entró.
Me dieron
un kaftán[1] azul.
Llegó un cuervo y graznó: «Mira qué kaftán azul, mira qué kaftán azul...» Yo
entendí: «Tira el kaftán azul», y lo tiré.
Me dieron
un bonete y empezaron a empujarme por el cogote.
Me dieron
unas botas encarnadas. Llegó un cuervo y graznó: «Unas botas encarnadas, unas
botas encarnadas...» Yo entendí: «Esas botas -son robadas», y también las tiré.
Cuento popular ruso
1.001. Afanasiev (Aleksandr Nikolaevich)
[1] kaftán
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