Un abuelo
sembró un nabo. Cuando lo fue a sacar agarró las hojas, tiró, pero no lo pudo
arrancar por mucho que tiró.
El abuelo
llamó entonces a su mujer. La abuela se agarró al abuelo, el abuelo agarró las
hojas del nabo y ¡venga a tirar, venga a tirar! Pero no lo pudieron arrancar.
Llegó
entonces su nietecita. La nietecita se agarró a la abuela, la abuela se agarró
al abuelo, el abuelo agarró las hojas del nabo y ¡venga a tirar, venga a tirar!
Pero no lo pudieron arrancar.
Llegó
entonces la perrita. La perrita se agarró a la nietecita, la nietecita se
agarró a la abuela, la abuela se agarró al abuelo, el abuelo agarró las hojas
del nabo y ¡venga a tirar, venga a tirar! Pero no lo pudieron arrancar.
Llegó
entonces una pierna (?). La pierna se agarró a la perrita, la perrita se agarró
a la nietecita, la nietecita se agarró a la abuela, la abuela se agarró al
abuelo, el abuelo agarró las hojas del nabo y ¡venga a tirar, venga a tirar!
Pero no lo pudieron arrancar.
Llegó
entonces otra pierna. La segunda pierna se agarró a la primera pierna, la
primera pierna se agarró a la perrita, la perrita se agarró a la nietecita, la
nietecita se agarró a la abuela, la abuela se agarró al abuelo, el abuelo
agarró las hojas del nabo y ¡venga a tirar, venga a tirar! Pero no lo pudieron
arrancar.
Y así,
hasta que llegó la quinta pierna.
Llegó la
quinta pierna. La quinta pierna se agarró a las cuatro piernas, las cuatro
piernas se agarraron a las tres piernas, las tres piernas se agarraron a las
dos piernas, las dos piernas a la pierna, la pierna a la perrita, la perrita a
la nietecita, la nietecita a la abuela, la abuela al abuelo, el abuelo agarró
las hojas del nabo y ¡venga a tirar, venga a tirar! ¡Hasta que por fin lo
pudieron arrancar!
Cuento popular ruso
1.001. Afanasiev (Aleksandr Nikolaevich)
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