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domingo, 4 de agosto de 2013

El nabo

Un abuelo sembró un nabo. Cuando lo fue a sacar agarró las hojas, tiró, pero no lo pudo arrancar por mucho que tiró.
El abuelo llamó entonces a su mujer. La abuela se agarró al abuelo, el abuelo agarró las hojas del nabo y ¡venga a tirar, venga a tirar! Pero no lo pudieron arrancar.
Llegó entonces su nietecita. La nietecita se agarró a la abuela, la abuela se agarró al abuelo, el abuelo agarró las hojas del nabo y ¡venga a tirar, venga a tirar! Pero no lo pudieron arrancar.
Llegó entonces la perrita. La perrita se agarró a la nietecita, la nietecita se agarró a la abuela, la abuela se agarró al abuelo, el abuelo agarró las hojas del nabo y ¡venga a tirar, venga a tirar! Pero no lo pudieron arrancar.
Llegó entonces una pierna (?). La pierna se agarró a la perrita, la perrita se agarró a la nietecita, la nietecita se agarró a la abuela, la abuela se agarró al abuelo, el abuelo agarró las hojas del nabo y ¡venga a tirar, venga a tirar! Pero no lo pudieron arrancar.
Llegó entonces otra pierna. La segunda pierna se agarró a la primera pierna, la primera pierna se agarró a la perrita, la perrita se agarró a la nietecita, la nietecita se agarró a la abuela, la abuela se agarró al abuelo, el abuelo agarró las hojas del nabo y ¡venga a tirar, venga a tirar! Pero no lo pudieron arrancar.
Y así, hasta que llegó la quinta pierna.

Llegó la quinta pierna. La quinta pierna se agarró a las cuatro piernas, las cuatro piernas se agarraron a las tres piernas, las tres piernas se agarraron a las dos piernas, las dos piernas a la pierna, la pierna a la perrita, la perrita a la nietecita, la nietecita a la abue­la, la abuela al abuelo, el abuelo agarró las hojas del nabo y ¡venga a tirar, venga a tirar! ¡Hasta que por fin lo pudieron arrancar!

Cuento popular ruso

1.001. Afanasiev (Aleksandr Nikolaevich)

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