Translate

jueves, 10 de abril de 2014

El mozo sabio

Cuán afortunado es el amo, y cuánto provecho ha de conocer su propiedad, si dispone de un mozo sa­bio que escucha sus palabras, pero que no actúa en consecuencia, sino que hace lo que su propia sabidu­ría le dicta. Un tal Juan así de sabio fue una vez en­viado por su amo a buscar una vaca que se le había perdido. Mucho tardaba en regresar y el amo pensó: «Este fiel Juan se toma las cosas con calma en su trabajo.» Pero cuando ya parecía que no iba a volver nunca, el amo temió que algo le hubiese ocurrido, y se puso personalmente en camino para ver lo que le había sucedido. Largo rato tuvo que estarle buscan­do, hasta que por fin le vislumbró corriendo de un lado a otro de un gran campo. «Bien, querido Juan», dijo el amo, una vez le hubo alcanzado, «¿has encon­trado a la vaca que te he mandado buscar?» «No, mi amo», contestó él, «la vaca no la he encontrado, ni tampoco la he buscado.» «¿Qué es lo que has estado buscando entonces, Juan?» «Algo mejor, y eso sí lo he encontrado, afortunadamente.» «¿Y ello qué es, Juan?» «Tres mirlos», respondió el mozo. «¿Y dónde están», preguntó el amo. «A uno lo estoy viendo, al otro lo oigo, y al tercero lo estoy persiguiendo», con­testó el mozo sabio.
Tomad ejemplo de ello, no os preocupéis por vues­tro amo o por sus órdenes; mejor haced aquello que se os ocurra y que os apetezca, que entonces actua­réis con tanta sapiencia como el sabio Juan.

1.018. Grimm (Jacob y Wilhem) - 038

No hay comentarios:

Publicar un comentario