El primero de Septiembre de 1.989 publiqué en tres
diarios de Madrid, lo siguiente:
"Quien sepa algo sobre la inclusión fluida
causante de la esfera roja llame urgente al teléfono...''
-¡Ahlooo!
-Me gustaría hablar con la persona que hoy en la
mañana puso un anuncio en el periódico.
-¡Señor! Mi nombre es Tomás Espada.
-Me complace hablar con usted Tomás. Llámeme usted
como quiera. Mi nombre lo olvide hace tiempo. Pero eso ahora no viene al caso.
En un principio me negué ha creer que podía ser cierto lo que leí en su anuncio
de esta mañana. A pesar de esto no dudé en descolgar el teléfono para saber de
una vez y para siempre lo que realmente se trae usted entre manos.
-Permítame una pregunta. Recuerda que hace años usted
encargo a un laboratorio petrográfico unas preparaciones de inclusiones
fluidas. Exacta-mente fueron once preparados
de cuarzo rosa.
-Claro que lo recuerdo señor Tomás. Ese día fue el
comienzo de mi presente.
-¡Señor! Yo prepare esas inclusiones.
-¡No puedo creerlo!
-¡Créalo señor! Le ruego que nos entrevistemos donde
y cuando a usted le venga bien.
-Me temo que eso va ha ser de todo punto imposible.
-Es muy importante -Suplique- Le confieso que ya
tiene un metro de diámetro y mi colega y yo estamos completamente
desorientados.
-¿Su colega y usted? Entonces no esta sola en este
asunto.
-Como si lo estuviera. Su discreción es total. Somos
los únicos que conocemos la esfera.
-Permítame una pregunta señor Tomás: ¿Cuándo preparó
la inclusión noto un olor especial?
-¿Sí? Olía muy mal -exclame dando a mi voz un timbre
de alegría-.
-Curioso -murmuró el desconocido.
-Permítame caballero visitarle. Le doy mi palabra
que en el momento que me lo diga no volveré a molestarle.
El reloj estaba a punto de dar la media noche cuando
un hombre de mediana edad modestamente vestido me dijo:
-¿Tomás?
-¿Sí? Es un placer volver a hablar con usted -Dije
esbozando mi mejor sonrisa.
-No intente agradarme con hipócritas muecas.
-Nada más lejos de la realidad. Solo pretendía ser
agradable,
-Le ruego me perdone. Desde aquel día que usted me
preparo las inclusiones fluidas no tengo relación con persona alguna. Quizás en
todo este tiempo me he vuelto un poco susceptible. Puede creerme, usted es la
primera persona con la que hablo desde que tengo la esfera roja. Comprenda mi
falta de tono.
-¿Tanto le ha influido este extraño fenómeno?.
-No puede hacerse una idea de ello. Yo antes era una
persona normal. Hoy dudo de mi condición. Pero eso a usted no tiene porque
preocuparle.
-¡Al contrario!. Todo lo relacionado con este
fenómeno me interesa.
-Si así lo quiere. Le enseñaré mi presente.
Nuevamente hablaba de su presente. Que hombre tan
extraño. Atravesamos la Plaza ,
bajamos la escalinata del arco de cuchilleros y nos perdimos por las calles del
antiguo barrio de la ciudad. De vez en cuando escuchaba los taconeos de alguna
mujer de la vida que caminaba de esquina a esquina en busca de algún cliente
solitario. Mi acompañante andaba con la cabeza gacha y las manos metidas en los
bolsillos de su chaqueta de tela blanca. Entramos por un estrecho portal que
daba a unas escaleras aun más angostas. La madera de los peldaños estaba
gastada por el uso. Pequeños e inofensivos ratoncillos grises saltaban de
peldaño con extraordinaria agilidad. Llegue a contar hasta una docena de esos
pequeños roedores mientras subíamos hacia la puerta también de madera que
cerraba el apartamento de mi enigmático acompañante.
-Ciertamente esto esta un poco descuidado. Pero a
usted Tomás Espada eso no debe preocuparle. ¿No es asi?
-¡Claro! -exclame un poco alterado.
-Le comunico que cuando entremos -Decía mientras
daba un par de vueltas a la llave- El presente nos envolverá. Pero eso a usted
no debe preocuparle. ¿No es asi?
-¡No! No tiene porque preocuparme -mentí.
Un instante después de cruzar el marco de la puerta,
una sensación de paz inundo mi espíritu, sintiéndome el mortal más feliz de la
tierra. Sabia por mi experiencia que, la única manera de vivir el presente es
abstraerse en el mundo de la contemplación y que esos momentos presentes se dan
muy raras veces a lo largo de nuestras ajetreadas vidas. No cabía duda de que
había entrado en el presente. Nada me importaba de mi pasado y carecía por
completo de pensamientos sobre el futuro. La tranquilidad inundo por completo mi
alma y mi espíritu volaba libre por aquel universo de colores de ilusión.
-Si la felicidad existe, está aquí -dije
-Así es amigo. Nos encontramos dentro de la burbuja
que usted quería ver, pero eso es imposible. Hace años la inclusión fluida por
razones que desconozco no exploto cuando la expuse en el termo-microscopio. Con
los días note un olor embriagador y de frescura
sin igual. Veía como la burbuja crecía y crecía. Con el tiempo se hizo más y más grande hasta
que su color rosado se difumino. Pero yo sentía como estamos sintiendo ahora
esa influencia. No le quepa la menor duda, aunque no veamos la burbuja, esta
aquí. Nos encontramos dentro de ella. Mi amigo Tomás: estamos dentro del
universo presente, pues ahora carecemos de pasado y de futuro.
-¿Y mi burbuja? -le pregunte alucinado por los
acontecimientos.
-Por lo que me contó. Sé que desprendió un olor no
agradable. Algo opuesto a mi burbuja, que desprendió olores exquisitos. Quizás la burbuja de usted sea
otro universo. Pero no tiene porque preocuparse. Hasta que no crezca no sabrá
de que se trata.
-Si pudiera acompañarme lo averiguaríamos juntos.
-Me temo que eso es imposible. Abandonar otra vez
este lugar sería una locura.
-Comprendo. Debo regresar a mi laboratorio
-Valla en paz. -dijo y salí de aquel universo
presente.
Cuando llegue al laboratorio, Javier se encontraba
sentado frente a la esfera roja en actitud meditabunda.
-No lo des mas vueltas -dije- por más que lo
intentes nunca averiguaras de que se trata.
-¿Acaso tu sí? -dijo.
-Lo que tenemos enfrente no es otra cosa que un
universo.
-Deliras Tomás.
-Estuve con el hombre que buscamos y me enseño todo
cuanto sabía. Aunque te suene a chiste te digo que esa esfera es un universo.
Con el tiempo nuestra burbuja creció y creció.
Cuando nos envolvió nos dimos cuenta de que nos encontrábamos inmersos en el
universo pasado. Infinitos recuerdos inundaron mi mente. Pasaba de la alegría a
la tristeza a velocidades de vértigo, encarcelando mi espíritu entre los dos
estados de ánimo, frenando por tanto el camino a la felicidad. Cuando salimos
de la burbuja conté a Javier punto por punto mis sensaciones.
-A mí me pasó lo mismo -dijo.
Pues tiene que existir otra esfera roja que contenga
el universo futuro, pues, tenemos dos burbujas. Una llena de presente y otra
llena de pasado. No cabe duda de que en algún lugar sé esta formando otra de
futuro. Poco a poco las tres burbujas se tendrán que encontrar ya que no paran
de crecer. En ese momento formaran el universo presente pasado, y futuro. Es
decir el universo en que vivimos.
Después de aquel razonamiento mi vida tomo el camino
que todavía sigo. Hoy mi querido lector soy un adicto a los tiempos puros. Un
nuevo universo sé esta formando en alguna parte y mi corazón me dice que ese
nuevo universo ocupara el sitio en donde vivimos.
FINAL
1.010. Mingo (Eusebius)
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