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martes, 18 de junio de 2013

Doctora carlota adams - Consulta del paciente Q-34-H

-Doctora Carlota Adams es usted con la persona que quería hablar.
-Siéntese Señor Q-34-H. Póngase cómodo y dígame en que puedo ayudarle.
-Doctora no sabría como empezar. Siempre me ocurre lo mismo, a pesar de llevar toda esta semana pensando en estos momentos.
-Tómese su tiempo. Aquí nadie nos molesta y créame. Dispongo de todo mi tiempo para usted.
-Es usted tan amable doctora. Le confieso que cuando entre a su clínica, dudaba, si tengo que reconocerlo. Dudaba. Entrare, o no entrare, ya sabe esas cosas. Pero cuando la vi sentada detrás de su escritorio...
-Siga señor Q-34-H
-Si, Doctora, cuando la vi detrás de su escritorio el primer pensamiento que cruzo mi mente fue absolutamente animal. Lo confieso Doctora, pero créame, a pesar de mi avanzada edad y mi oficio de filosofo, todavía los instintos primitivos pululan por mi mente. Intento educarme pero me es imposible todavía, mi heterosexualidad me lleva por esos derroteros. Si reconozco que cuando la vi, bueno...
-Siga señor Q-34-H
-Tenia que decírselo doctora. De lo contrario no podría seguir platicando.
-A hecho muy bien sin duda. Ahora se encuentra digámoslo liberado, lo entiendo Señor Q-34-H, continué le escucho.
-Le pido mil perdones por este atrevimiento doctora.
-Se los acepto con gusto señor Q-34-H. Lisonjas recibidas de filósofos heterosexuales no se dan todos los días. Pero siga, le escucho.
-Usted sabe que el oficio de filósofo consiste fundamentalmente en la búsqueda de la verdad. Y esta no es otra cosa que la llave que abre la puerta de la felicidad. En mi oficio, no dudamos en manejar las herramientas que sean precisas para conseguirlo.
-Entiendo. Los siquiatras también necesitamos de herramientas especiales. Pero siga, siga, le escucho.
-Doctora nuestro trabajo, es lento y complicado, tan lento y tan complicado que ningún filosofo vive lo suficiente para ver la obra terminada. Dedicamos la vida ha divagar. Ha formular preguntas absurdas, con el fin de descubrir a trabes del absurdo lo lógico. Pasamos horas enteras mirando una pintura abstracta para encontrar la verdad entre los colores del lienzo. Vagamos por los campos con la intención en descubrir en el reino animal, vegetal y mineral la Verdad. Pasamos noches enteras mirando el firmamento, viendo el parpadear de los astros en la oscuridad, con el fin de acercarnos mas al Todo. Caminamos descalzos por playas de arena y guijarros sean estos preciosos o vulgares. Surcamos océanos y mares con el fin de encontrar a la sirena que nos ilustre sobre la verdad ultima. Respiramos a pleno pulmón para que el oxígeno queme mas rápidamente el cuerpo, pues, sabemos que la vida es un devenir. Nos sumergimos en las simas mas profundas de la tierra con la esperanza de encontrar en el corazón del astro en el que vivimos una sombra de color. ¿Doctora me entiende?
-Perfectamente señor Q-34-H. Continué por favor.
-Doctora algunos filósofos toman el camino de la humildad y así encauzan sus vidas. Estos piensan que por esos derroteros encontraran la felicidad. Otros en cambio recorren la senda de la soberbia, pues creen que allí sin duda mora la verdad ultima. Yo Doctora pienso que el cosmos es un laberinto oscuro y solo el destino puede conducirte a la luz. Para encontrar esa luz, tenemos que llevar una vida singular. Esa singularidad lleva a las personas de mi oficio al rechazo social. Nos llaman vagos y charlatanes, cuando somos nosotros los que de alguna manera iluminamos el camino de sus hijos. Doctora, aun en nuestra época, desgraciado el filósofo que brille con luz propia, la falsa libertad de pensamiento que hoy padecemos, es comprable a los tiempos de nuestros colegas, Sócrates, Séneca, Spinoza y tantos otros hombree sabios. Ellos sufrieron persecución, al igual que hoy la sufriría él filosofo que brille con luz propia.
-Continué señor Q-34-H
-Antes de seguir, me gustaría preguntarle algo Doctora Carlota.
-Por su puesto. Dígame, le escucho con atención.
-Doctora. ¿Soy realmente un filosofo?
-Sin duda Q-34-H.
-Entonces Doctora, ¿cree que mi influencia será comparable a la de Aristóteles o Descartes?.
-Puede ser. Usted sin duda es un filosofo de primera fila. Pero, mi obligación como siquiatra es decirle que, si usted quiere salir de mi clínica curado de la enfermedad que padece. Tiene que ser consciente que usted sufre el mal de las líneas paralelas. Y solo usted, claro esta con mis indicaciones, puede conseguir llevar esas líneas paralelas a que se junten.
-Doctora...
-No, escúcheme señor Q-34-H. Escúcheme con atención. La enfermedad de las líneas paralelas se da en enfermos muy particulares, vulgarmente ha este mal se le conoce con el nombre de Gloria. Terrible sentimiento que el que lo padece, muere en vida. Señor Q-34-H, si no extirpamos de su mente tan mortífero sentimiento, le doy de vida terrenal, tres semanas como mucho. Así pues, ponga mucha atención a lo siguiente:
-Como usted diga Doctora.
-Vamos ha ver. Ha leído ese poema que dice: "-Nunca perseguí la gloria ni dejar en la memoria de los hombres mi canción-". ¿Lo ha leído? ¿Lo ha escuchado alguna vez? Señor Q-34-H.
-No, no Doctora. Jamás.
-Estupendo. Estos versos los tiene que grabar en su mente, y tenerlos siempre presentes. A sus colegas filósofos que descansan bajo tierra seguro que no se molestaran si usted durante los próximos cuarenta días, cuando se acueste y cuando se levante de dormir canta "Nunca perseguí la gloria, ni dejar en la memoria de los hombres mi canción". Entendido Señor Q-34-H.
-Entendido Doctora Carlota Adams. Le prometo que así lo haré.
-Perfectamente. Esto que le digo, no quita para que usted deje de ser un aventurero intelectual. Usted tiene que seguir siendo un libre pensador. Un amante de la contemplación y un concienzudo minero de la mente humana. Pero eso sí, que la gloria no juegue con usted y le lleve a la miseria. Sé que su camino a la verdad ultima esta sembrado de desengaños. Pero usted como yo sé que los desengaños oscurecen el presente pero iluminan el futuro. Así pues, Señor Q-34-H si realmente quiere que su trabajo tenga el fruto deseado siga mis instrucciones con la meticulosidad que solo una mente clara como la suya puede hacerlo.
-Gracias Doctora Carlota. Gracias, le estaré eternamente agradecido.

FINAL DE LA CONSULTA DEL PACIENTE Q-34-H

1.010. Mingo (Eusebius)

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