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martes, 18 de junio de 2013

Doctora carlota adams - Consulta del paciente L-92-P

-Buenas tardes.
-Buenas tardes señora L-92-P
-Doctora, como usted sabe soy sicóloga. Sicóloga licenciada por la universidad de...
-Si señora L-92-P tengo su ficha medica y se que sin duda es usted una buena sicóloga.
-¿Buena?
-Quizás me he quedado corta. Con seguridad es usted excelente profesional de la sicología.
-También  soy licenciada en Sociología y estoy a punto de sacarme él titulo de profesora de Aeróbic.
-Es magnífico, realmente interesante.
-Cuerpo sano mente sana. ¿No lo cree así doctora?
-Somos de la misma opinión.
-Pues, por su aspecto diría ya que hace poco ejercicio.
-Le confieso que solo practico el deporte del sexo.
-No me diga. Jamás lo habría adivinado. Que sorpresas se lleva una de vez en cuando.
-No me gusta hablar de mí vida privada con los enfermos pero haré una excepción con usted.
-Tengo línea directa con tres amantes. Y le aseguro que con el menos bueno me deja como si me hubiera encerrado en un gimnasio muy divertido durante una semana.
-No puedo creerlo.
-Usted sin duda tendrá media docena de amantes.
-Por su puesto. Solo hay que mirarme para darse cuenta de eso. Puedo tener cualquier hombre a mi alcance.
-Además no sé porque estamos hablando de eso, yo he venido ha verla porque estoy muy dolida con usted querida Colega. Estoy harta de escuchar por los pasillos de la clínica que la Doctora Carlota es esto y es lo otro. Estoy realmente harta, palabra de honor, de verdad.
-Querida colega tengo que decirla que yo vivo muy feliz. Y además me muevo en las cuatro dimensiones mucho mejor que usted. Usted doctora, permítame decírselo, solo conoce el ancho el alto y el largo, pero yo con mi sicología conozco también la cuarta dimensión. El tiempo doctora, el tiempo. Usted doctora por mucho que se diga, es un simple mortal incapaz de adentrarse en el espacio-Tiempo. Tengo que recordárselo yo soy licenciada en Sicología por la universidad, licenciada en sociología y futura profesora de aeróbic.
-Desde luego tiene usted un merito extraordinario señora L-92-P
-Pero lo que usted no sabe  es que mi sicología me permite cuando lo creo necesario ir a la quinta dimensión. ¿Que le parece?
-Es realmente extraordinario. Cuénteme Señora L-92-P, cuénteme porque pienso que la envidia me empieza a corroer.
-Ay, si yo le contara...
-De verdad, me muero de curiosidad.
-Doctora no deseo que usted, después de contarle mi secreto psicológico sienta envidia de una colega, nunca me lo perdonaría. La envidia es algo bajo. Yo la verdad la desconozco.
-Correré ese riesgo si usted lo quiere.
-Que correrá el riesgo no sea hipócrita Doctora carlota. Compórtese como una verdadera colega. No quiero recordarle que su obligación es correr riesgos. Sí, riesgos sicológicos. Doctora a lo largo de mi vida profesional tuve que hacer cosas que, muy pocos en nuestra profesión serían capaces de salir sanos y salvos. Soy  una heroína en el mundo de la sicología. Y quien acapara todo el reconocimiento, la fama, usted, usted Doctora Carlota Adams, usted roba algo que no la pertenece. Si no se ha dado cuenta su víctima esta delante de usted y lo que más enfurece es que encima me diga que quiere correr el riesgo de escuchar mi secreto psicológico. Es increíble. Y pensar que todos por los pasillos dicen de usted que sí esto que sí lo otro. Desde luego, cada día llevo peor esos chismorreos. Dígame doctora acaso usted es capaz de llegar a la quinta dimensión. No, no hace falta que me lo diga, yo si soy capaz y no solo capaz, sino que salgo y entro cuando me da la gana. Incluso me llevo a mis amantes. Que se cree que solo usted tiene amantes. Yo tengo media docena y más hombres que los suyos. De verdad  no la veo ha usted con tres amantes distintos.
-Señora L-92-P, me trata de forma equivocada. Usted como persona inteligente debe ver que sus palabras no son exactas.
-No me estará tomando por mentirosa?. Hasta hay podríamos llegar.
-Solo intento ser amable y le aseguro que si me enseñara a viajar a la quinta dimensión me sentiría en deuda con usted durante toda la vida.
-No habla en seria. ¿Usted en deuda conmigo? No, eso es imposible.
-Es posible Señora L-92-P. Le estaría eternamente agradecida y usted muy bien sabe lo que eso significa.
-Por su puesto Doctora Carlota, por su puesto.
-Cuénteme entonces y después no dude en decirles a sus amigos que ilustro a la doctora Carlota Adams, pues, yo seré la primera en decirles quien ha sido.
-Si le voy ha ilustrar.
-Cuénteme, cuénteme.
-Me resulta sencillo. Suelo viajar cuando en la clínica me encuentro, digamos angustiada, usted me entiende Doctora Carlota. En nuestra profesión es algo frecuente. Si, me veo un poco, como le digo y zas. Me introduzco en la quinta dimensión. Y allí entre nueves de todos los colores me pongo a platicar con personas muy interesantes. Allí conocí a Dante. Sabe quien es Dante verdad doctora, el poeta Italiano y también conozco a Lázaro al que resucito Jesucristo. No puede imaginarse doctora lo pálido que siempre esta, intento esquivarle, pues me da escalofríos cuando le veo. Pero tengo que reconocer que es muy simpático. También conozco a Santo Tomas de Aquino.
Una vez sentada en la séptima grada de la divina comedia me pase una eternidad consolando al presidente americano Truman, el pobre todavía llora lagrimas de radioactividad. Pobre hombre, me da verdadera lastima, tanta que después de estar con el corro en busca de un labrador que siempre esta feliz, no sé porque, pero siempre esta feliz y me calma. Es un labrador muy simpático. Tiene un gallinero con siete gallinas y un gallo y cuando salen los pollitos los pinta de colores. Siempre esta regalando pollitos de colores. A mí me han dado ya muchos, pero tengo que dejarlos allí, porque si me los trajera morirían en el viaje. Son preciosos, verdaderos pollitos de colores de la quinta dimensión.
-Es maravilloso señora L-92-P. Le estaré eternamente agradecida. La envidio, de verdad la envidio querida colega.
-¿En serio? Me envidia Doctora Carlota?
-Sí. la envidio. Y es mas, le estaré eternamente agradecida por contarme sus viajes a la quinta dimensión. Cuando hable con mis colegas les diré que es usted maravillosa y que me ilustro tanto, y de manera tan lucida, que le estaré eternamente agradecida.
-No Diga eso Doctora Carlota Adams.
-Así lo diré, pues es la verdad, señora L-92-P
-¡Usted, Doctora Carlota, si que es maravillosa!

FINAL DE LA CONSULTA DEL PACIENTE L-92-P

1.010. Mingo (Eusebius)


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