-Buenas tardes.
-Buenas tardes señora L-92-P
-Doctora, como usted sabe soy
sicóloga. Sicóloga licenciada por la universidad de...
-Si señora L-92-P tengo su ficha
medica y se que sin duda es usted una buena sicóloga.
-¿Buena?
-Quizás me he quedado corta. Con
seguridad es usted excelente profesional de la sicología.
-También soy licenciada en Sociología y estoy a punto
de sacarme él titulo de profesora de Aeróbic.
-Es magnífico, realmente
interesante.
-Cuerpo sano mente sana. ¿No lo
cree así doctora?
-Somos de la misma opinión.
-Pues, por su aspecto diría ya que
hace poco ejercicio.
-Le confieso que solo practico el
deporte del sexo.
-No me diga. Jamás lo habría
adivinado. Que sorpresas se lleva una de vez en cuando.
-No me gusta hablar de mí vida
privada con los enfermos pero haré una excepción con usted.
-Tengo línea directa con tres
amantes. Y le aseguro que con el menos bueno me deja como si me hubiera
encerrado en un gimnasio muy divertido durante una semana.
-No puedo creerlo.
-Usted sin duda tendrá media docena
de amantes.
-Por su puesto. Solo hay que
mirarme para darse cuenta de eso. Puedo tener cualquier hombre a mi alcance.
-Además no sé porque estamos
hablando de eso, yo he venido ha verla porque estoy muy dolida con usted
querida Colega. Estoy harta de escuchar por los pasillos de la clínica que la Doctora Carlota es
esto y es lo otro. Estoy realmente harta, palabra de honor, de verdad.
-Querida colega tengo que decirla
que yo vivo muy feliz. Y además me muevo en las cuatro dimensiones mucho mejor
que usted. Usted doctora, permítame decírselo, solo conoce el ancho el alto y
el largo, pero yo con mi sicología conozco también la cuarta dimensión. El
tiempo doctora, el tiempo. Usted doctora por mucho que se diga, es un simple
mortal incapaz de adentrarse en el espacio-Tiempo. Tengo que recordárselo yo
soy licenciada en Sicología por la universidad, licenciada en sociología y
futura profesora de aeróbic.
-Desde luego tiene usted un merito
extraordinario señora L-92-P
-Pero lo que usted no sabe es que mi sicología me permite cuando lo creo
necesario ir a la quinta dimensión. ¿Que le parece?
-Es realmente extraordinario.
Cuénteme Señora L-92-P, cuénteme porque pienso que la envidia me empieza a
corroer.
-Ay, si yo le contara...
-De verdad, me muero de curiosidad.
-Doctora no deseo que usted,
después de contarle mi secreto psicológico sienta envidia de una colega, nunca
me lo perdonaría. La envidia es algo bajo. Yo la verdad la desconozco.
-Correré ese riesgo si usted lo
quiere.
-Que correrá el riesgo no sea
hipócrita Doctora carlota. Compórtese como una verdadera colega. No quiero
recordarle que su obligación es correr riesgos. Sí, riesgos sicológicos.
Doctora a lo largo de mi vida profesional tuve que hacer cosas que, muy pocos
en nuestra profesión serían capaces de salir sanos y salvos. Soy una heroína en el mundo de la sicología. Y
quien acapara todo el reconocimiento, la fama, usted, usted Doctora Carlota
Adams, usted roba algo que no la pertenece. Si no se ha dado cuenta su víctima
esta delante de usted y lo que más enfurece es que encima me diga que quiere
correr el riesgo de escuchar mi secreto psicológico. Es increíble. Y pensar que
todos por los pasillos dicen de usted que sí esto que sí lo otro. Desde luego,
cada día llevo peor esos chismorreos. Dígame doctora acaso usted es capaz de
llegar a la quinta dimensión. No, no hace falta que me lo diga, yo si soy capaz
y no solo capaz, sino que salgo y entro cuando me da la gana. Incluso me llevo
a mis amantes. Que se cree que solo usted tiene amantes. Yo tengo media docena
y más hombres que los suyos. De verdad
no la veo ha usted con tres amantes distintos.
-Señora L-92-P, me trata de forma
equivocada. Usted como persona inteligente debe ver que sus palabras no son
exactas.
-No me estará tomando por
mentirosa?. Hasta hay podríamos llegar.
-Solo intento ser amable y le
aseguro que si me enseñara a viajar a la quinta dimensión me sentiría en deuda
con usted durante toda la vida.
-No habla en seria. ¿Usted en deuda
conmigo? No, eso es imposible.
-Es posible Señora L-92-P. Le
estaría eternamente agradecida y usted muy bien sabe lo que eso significa.
-Por su puesto Doctora Carlota, por
su puesto.
-Cuénteme entonces y después no
dude en decirles a sus amigos que ilustro a la doctora Carlota Adams, pues, yo
seré la primera en decirles quien ha sido.
-Si le voy ha ilustrar.
-Cuénteme, cuénteme.
-Me resulta sencillo. Suelo viajar
cuando en la clínica me encuentro, digamos angustiada, usted me entiende
Doctora Carlota. En nuestra profesión es algo frecuente. Si, me veo un poco,
como le digo y zas. Me introduzco en la quinta dimensión. Y allí entre nueves
de todos los colores me pongo a platicar con personas muy interesantes. Allí
conocí a Dante. Sabe quien es Dante verdad doctora, el poeta Italiano y también
conozco a Lázaro al que resucito Jesucristo. No puede imaginarse doctora lo
pálido que siempre esta, intento esquivarle, pues me da escalofríos cuando le
veo. Pero tengo que reconocer que es muy simpático. También conozco a Santo
Tomas de Aquino.
Una vez sentada en la séptima grada
de la divina comedia me pase una eternidad consolando al presidente americano
Truman, el pobre todavía llora lagrimas de radioactividad. Pobre hombre, me da
verdadera lastima, tanta que después de estar con el corro en busca de un
labrador que siempre esta feliz, no sé porque, pero siempre esta feliz y me
calma. Es un labrador muy simpático. Tiene un gallinero con siete gallinas y un
gallo y cuando salen los pollitos los pinta de colores. Siempre esta regalando
pollitos de colores. A mí me han dado ya muchos, pero tengo que dejarlos allí,
porque si me los trajera morirían en el viaje. Son preciosos, verdaderos
pollitos de colores de la quinta dimensión.
-Es maravilloso señora L-92-P. Le
estaré eternamente agradecida. La envidio, de verdad la envidio querida colega.
-¿En serio? Me envidia Doctora
Carlota?
-Sí. la envidio. Y es mas, le
estaré eternamente agradecida por contarme sus viajes a la quinta dimensión.
Cuando hable con mis colegas les diré que es usted maravillosa y que me ilustro
tanto, y de manera tan lucida, que le estaré eternamente agradecida.
-No Diga eso Doctora Carlota Adams.
-Así lo diré, pues es la verdad,
señora L-92-P
-¡Usted, Doctora Carlota, si que es
maravillosa!
FINAL DE LA CONSULTA DEL PACIENTE
L-92-P
1.010. Mingo (Eusebius)
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