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martes, 18 de junio de 2013

Doctora carlota adams - Consulta del paciente G-49-Y

-Pase, pase señor G-49-Y y siéntese, o si prefiere tumbarse en él. Ay esta el diván.
-Preferiría sentarme. Mi estado no es tan grave. Si me lo permite prefiero algo menos espectacular.
-Como guste, pero nada tiene que ver la gravedad del enfermo. Todo va en gustos. Ante todo quiero que mis pacientes se encuentren lo más cómodos posibles. Relajados, usted lo entiende perfectamente.
-Por supuesto Doctora Carlota.
-¿Perdóneme?. ¿Es la primera vez que me visita?.
-Así es. En realidad nunca necesite de un profesional de la psiquiatría: pero como ve aquí me asombra, pero, creo necesitar, un consejo profesional. Tengo que confesarle que me siento nervioso.
-Tranquilícese. Nada puede ocurrirle.  
-Desde luego.
-Sí, desde luego que sí. Me encantan las películas americanas.
-Las comedias. Me río horrores, si ciertamente me divierten.
-Estupendo, estupendo. Ya se encuentra más tranquilo.
-Desde luego que sí Doctora.
-Recuerde que esta con una profesional de la psiquiatría y ninguna palabra saldrá de esta habitación. Todo cuanto me diga lo tomare como secreto profesional. Es consciente de eso verdad, porque es muy importante para que usted se encuentre libre de prejuicios y yo así le ayudare en todo cuanto en mis manos este. De acuerdo G-49-Y
-Desde luego Doctora. Desde luego.
-Bueno pues, dígame en que puedo ayudarle.
-Se como empezar. Me resulta algo embarazoso. Quizás debería volver otro día.
-Como usted diga.
-Pero mí consejo no es ese. Mi consejo como profesional es decirle que me hable de la causa que le ha echo venir ha visitarme.
-Esta bien, desde luego que para eso he venido. Siempre me ocurre lo mismo soy un indeciso.
-No se preocupe. Todos somos indecisos. Lo importante es que ahora usted se decida hablarme de su problema. Quizás debería tumbarse.
-No Doctora. Me sentiría...
-Creo que lo mejor es que se levante de esa silla y se tumbe en el diván. Le aseguro que por ello su posible enfermedad no se agravara.
-Doctora, cree realmente que necesito...
-Sí. Venga quítese esa americana y túmbese tranquilo en el diván.
-Desde luego doctora esto es una experiencia para mí, quien me iba ha decir que alguna vez me iba ha tumbar en un consultorio psiquiátrico. No me hipnotizara verdad doctora.
-Si es necesario no dudare en hacerlo.
-Que experiencia. Que alucine. Realmente me encuentro tumbado en un psiquiátrico.
-Así es G-49-Y, así es. Y a que no es tan extraordinario como imaginaba.
-No lo sé. Doctora no lo sé. Es desde luego increíble.
-Es creíble y cierto G-49-Y y también es creíble y cierto que usted esta aquí por algo. Así que por favor, cuentéeme su problema.
-Desde luego, desde luego. En fin ya tumbadito aquí me encuentro más tranquilo. Si doctora hice bien en venir. Creo y jamás pensé que se lo, contaría a nadie que he echo muy bien en visitarla, así pues adelante mis valientes ay va doctora. Tengo que decirla que.
-Continúe Señor G-49-Y.
-¿Usted me ve bien, no es así?. Todo el mundo me ve bien, pero yo cuando me miro al espejo no me veo, desde hace unos días me miro al espejo y no me veo. Es alucinante pero se lo juro doctora no me veo cuando me miro al espejo.
-Vamos ha ver señor G-49-Y. Incorpórese un momento y mírese en ese espejo.
-Esto solo me ocurre con el espejo de nuestra habitación.
-De que habitación me habla.
-De la de mi mujer y mía. De nuestro cuarto, de nuestro espejo del cuarto de baño y alguna que otra vez en el espejo que esta colgado en el salón. Un magnífico espejo de plata que nos regalaron el día de nuestra boda.
-Señor G-49-Y ¿sabe algo de esto su mujer?.
-No doctora, me tomaría por loco si la dijera que cada vez que me miro al espejo la imagen que se refleja no es la mía si no la de ella.
-En un principio Me había sorprendido señor G-49-Y.
-En un principio Doctora. No cree que esto es increíble.
-Tranquilícese, por lo que intuyo su caso no es del todo extraño.
-Tiene usted que haber oído cosas extraordinarias para ver mi caso como ... desde luego no encuentro calificativo.
-Señor G-49-Y. Mire ha este espejo de mano. Que veo mi cara un poco aumentada pero mi cara a fin de cuentas.
-Magnifico. Así pues son los espejos de su casa los que reflejan la figura de su mujer en vez de la suya. No es así,
-Así es. Solo los espejos de nuestra casa. Aunque el del salón hay veces que si y veces que no, pero en nuestro cuarto de baño y en el de la habitación durante estos últimos días solo veía ha mi mujer. Y le aseguro que ha habido veces que ha estado a punto de darme no sé sí un paro cardiaco o un trauma psicológico incurable.
-Tranquilícese, le aseguro que su caso tiene menos importancia de la que parece. Dígame como se refleja su mujer. Siempre lleva el mismo peinado, el mismo vestido. Sonríe. Dígame.
-No lo va ha creer. Cuando voy ha la ducha la veo desnuda, cuando voy en camiseta la veo en camiseta. Cuando voy ha salir al trabajo la veo reflejada con mi traje azul marino. Incluso la corbata.
-No se como explicarme pero es ella y soy yo. Creo que me estoy volviendo loco.
-Y esto me ha dicho que le lleva ocurriendo unos días. Cuantos exactamente.
-Quince días,
-Y con anterioridad le había ocurrido algo semejante.
-No de esta manera. Hace tiempo CREI verla pero fue un instante y no le di importancia. Lo achaque ha una simple alucinación. Pero últimamente estoy asustado.
-Esta usted realmente enamorado de su mujer.
-Si, siempre la he querido. Siempre he estado enamorado. Pero desde que me la encuentro en el espejo, creo que, bueno, no sé pero ya no es como antes.
-Han echo el amor estos últimos días.
-Si, pero, noto que algo no funciona
-Y ella, que le dice.
-Nada, jamás hablamos de ese tema, hacemos el amor y nada más.
-Cuantos años lleva casado.
-Diez años doctora.
-Hijos.
-Dos, una niña de ocho y el pequeño de tres.
-Engaño, bueno, ha mantenido relaciones fuera del matrimonio.
- No doctora. Le soy fiel desde que éramos novios.
-Y ella.
-Doctora, pienso que también, quiero decir que me es fiel.
-Muy bien, muy bien. Ahora haga un esfuerzo de memoria y cuénteme que piensa cuando se encuentra ha su mujer reflejada en el espejo de su cuarto de baño.
-Me asusto muchísimo y estos últimos días he pasado corriendo por delante de ellos solo adivine su silueta.
-A sí pues, hace días que no se ha plantado frente ha su mujer. Bueno frente ha la imagen de su mujer.
-¿Es superior a mis fuerzas? Anoche me levante al lavabo y al encender la luz la vi desnuda en el espejo. Sonreía de una manera extraña y jamás había visto esa mirada en sus ojos. Sabia que estaba dormida en la cama pero a mi se me aparecía frente al espejo. Doctora puede creerme pero era ella y no yo.
-Esa mirada. Que es lo que vio realmente señor G-49-Y
-No podría decírselo. Era una mirada desconocida y no sé exactamente como definirla.
-Era dura, insinuante, sensual.
-No se doctora era una mirada distinta.
-Era por casualidad el de una persona asustada.
-Podría ser. Si ahora lo veo. Yo estaba asustado y ella estaba asustada. Creo  que no solo es el cuerpo lo que se refleja sino también el alma. Todo el mundo lo dice. Los ojos son el reflejo del alma.
-No crea tanto en los dichos Señor G-49-Y. El pueblo es por definición ignorante.
-Puede ser, puede ser, pero en este caso me parece a mí que va ha tener razón.
-Nada de eso, para eso estamos los profesionales.
-Desde luego, desde luego.
-Vamos ha ver Señor G-49-Y.  En psiquiatría su enfermedad esta catalogada como obsesiva y en su caso me atrevo ha decir que es sin llegar a crónica, bastante avanzada. Así pues, le indicare que tiene que hacer para sanar del "espejismo de pareja " que sufre.
-¿Espejismo de pareja?
-Así denominamos en psiquiatría su enfermedad
-Así pues, mi caso no es del todo nuevo.
-No, por supuesto que no G-49-Y.
-¿Mal de muchos consuelo de tontos?, Pero a mí me calma, un poco.
-Su caso realmente es muy común. Aunque si no lo corregimos a tiempo puede degenerar en un desdoblamiento de la personalidad. Así pues, despreocúpese que ahora le daré las instrucciones necesarias para que desaparezca de una vez y para siempre el "espejismo de pareja" que sufre. Escuche con atención señor G-49-Y
-Aunque usted cree estar enamorado de su mujer, en realidad no lo esta. El amor frecuentemente nos lleva ha pensar y creer cosas que son inciertas, irreales, en una palabra falsas. El amor que usted cree tener hacia su mujer es a todas luces, exceptuando claro esta las suyas, es un amor que muchos colegas míos lo calificarían de "Volátil" pero sin duda yo le aseguro que es mortal de necesidad. Por tanto, no me queda otro remedio que el Divorcio. No se apure, le recomendare a un abogado buen amigo mío y mejor profesional del derecho que sin duda convencerá al juez para que su mujer no le saque hasta él ultimo céntimo.
-Pero Doctora Yo amo a mi mujer, no puedo separarme de ella así porque  sí.
-Señor G-49-Y. No es así porque si, es cuestión de ser o no ser, es cuestión de que usted siga siendo usted. Y no se trasforme definitivamente en su mujer. A no ser que realmente quiera  trasformarse en su mujer.
-No dotora por Dios. Que pensarían mis hijos. No eso sí que no. Casi prefiero el divorcio. Seguro que mí mujer comprenderá.
-Su mujer señor G-49-Y no comprenderá nada y con toda seguridad se convertirá en su enemiga a los tres segundos de que le pida el divorcio. Aunque le jure y le perjure que es por motivos del "Espejismo de pareja " que sufre, no le creerá.
-Desde luego Doctora desde luego.
-Así pues, cuando llegue a su casa le dirá ha su mujer que, increíblemente se ha enamorado de otra mujer y que le pide formalmente el divorcio.

-¡Así de simple!. Algo mas le tendré que decir. Alguna explicación, algo.
-Esas mismas palabras serán las que le dirá su mujer. Nada de explicaciones. Manténgase firme. Los tragos más amargos se pasan mejor lo mas rápidamente posible. La guillotina cuanto más afilada este menos sufre el condenado. Ninguna explicación, ningún gesto. Pídala sencillamente el divorcio.
-Doctora no se si seré capaz. Así tan de golpe, sin explicación alguna.
-Señor G-49-Y. Es sin duda la mejor opción. Es mejor así, que no recrearse en palabras huecas. Frases sin valor que lo único que conllevan es a un sufrimiento mayor. A una agonía lenta a un martirio atroz. A un ensañamiento odioso. No tiene que armarse de valor y pedirla el divorcio de la manera que le digo. Directamente. Con valor. Quizás la primera reacción de su mujer será cruzarle la cara, pero, que es eso comparado con el  "Espejismo de pareja " que sufre. Es una minucia, aunque le sacuda el mayor de los tortazos.
-Ay Doctora, Ay Doctora. Que va ha ser de mi.
-Depende exclusivamente de usted. O divorcio o dentro de unas semanas su desintegración como individuo. Elija.
-Doctora y no cree usted si le dijera a mi mujer que nos divorciáramos y cuando me curara de esta terrible enfermedad volvernos ha casar.
-Esa idea se llevaba a la práctica años atrás, cuando todavía no se conocía perfectamente el mal de "espejismos de pareja" pero sabemos que ese camino es contraproducente. El subconsciente de las personas es muy sutil. Señor G-49-Y no lograría superar su enfermedad si albergara alguna esperanza de rehacer su matrimonio. Siento decirle que no hay mas remedio de cortar con su matrimonio. Cuando vea ha su mujer recuerde que la guillotina aun siendo terrible muchas veces es sanadora de grandes males. Así pues, animo  y espero que dentro de unos días este inscrito en el club de divorciados de su barrio.

FINAL DE LA CONSULTA DEL PACIENTE G-49-Y

1.010. Mingo (Eusebius)



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