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martes, 18 de junio de 2013

Doctora carlota adams - Consulta del paciente R-4-O

-Doctora acaba de llegar el Señor R-4-O
-Gracias mi secretaria. Hágale pasar y por favor no se olvide de preparar los papeles que le pedí. A las diecinueve horas me esperan en televisión.
-No se preocupe estará todo listo..
-Gracias mi secretaria. Y ahora por favor haz pasar al señor R-4-O.
-Buenas tardes Doctora Carlota, soy R-4-O.
-Encantada de conocerle señor R-4-O. Siéntese y por favor, dígame en que puedo ayudarle.
-No puedo creerlo. Es horrible. No sé si debería irme de aquí en este mismo momento. No puedo creerlo y menos conociendo su reputación. Es desconcertante y flojo, realmente flojo. Acaba de decir las mismas palabras que él último siquiatra que visite. Malos augurios, pues termine de muy malas maneras con ese siquiatra de pacotilla. Y usted, por lo oído, esta cortada con el mismo patrón. Yo pensaba que en su oficio, la originalidad se daba por hecho, pero sin duda estaba equivocado. Los siquiatras como todo el mundo, son una repetición de otra repetición, que después, seguirá la repetición de otra nueva repetición. Y así hasta donde estamos en este momento. En una pura y simple repetición. Si no fuera por los que todavía somos originales, este mundo no sé a donde iría ha parar. En realidad, si lo sé, iría ha parar a la repetición de la repetición, de la anterior repetición.
-Esta bien señor R-4-O. Cálmese. No se sulfure. Es simplemente una frase echa. Solo pretendía emprender una charla amigable. Romper de alguna manera la barrera entre medico y paciente.
-Doctora estoy cansado, agotado, tristemente flácido de frases echas. Me gustan las frases originales, quiero, suspiro por la originalidad. Me entiende Doctora. Detesto las monsergas. La repetición, el repetir, el repetir y más y más y más. Harto, harto. Sucumbo doctora sucumbo.
-Tranquilícese. No se sulfure. Escúcheme unos segundos. Veo en su ficha médica que es usted un hombre absolutamente original.
-Así es Doctora. Soy original por los cuatro costados. Por los cuatro puntos cardinales. También en esa ficha leerá que es un artista incalificable, único y singular.
-Un momento. A ver. Si tiene usted razón. Leo en su ficha que es artista y precisamente de esas características que dice.
-También leerá que soy un artista original, ¿No Doctora?
-A pues si, tiene razón, leo claramente en su ficha: Señor R-4-0. Artista original.
-Soy pintor y escultor. O escultor y pintor. Porque nunca se sabe si es antes la pintura que la escultura. Unos dicen que la pintura es anterior a la escultura, otros en cambio dicen que la escultura más importante que la pintura. Bueno en fin lo importante es que sea original. Y yo doctora soy la esencia de la originalidad. Tengo que decirle que mis obras están en los museos más exigentes del mundo. Los mas avanzados, los mas vanguardistas, los que realmente solo aceptan obras originales de artistas como yo esencialmente originales. Un Crítico sin duda ilustrado dijo en una ocasión que con mi talento podría plasmar en un lienzo el sueño mas profundo del hombre más sabio. Es sin duda una critica excelente. ¿Verdad Doctora?.
-Magnifica. Le felicito. Muy pocos artistas pueden decir lo mismo. Por lo general mueren sin reconocimiento ninguno.
-Pamplinas Doctora. Otra frase echa. Los artistas realmente buenos. Los originales como yo, vivimos de nuestro arte, de nuestras cualidades innatas. Los auténticamente geniales tenemos al mundo por clientes. Nuestro talento abre con llave de oro la puerta del éxito, de la fama, de la gloria. Somos la luz que siguen los ilusos que tratan de imitarnos. Los reyes nos quieren por amigos, pues, ellos al igual que nosotros somos por nacimiento superiores.
-Un grandísimo artista de obras originales. Un genio creador de obras de arte. Le diré que, mi ultima escultura se colocara en el cruce de las Avenidas X+Y que es como usted sabe la mas transitada de la ciudad. Pensaba titularla "Espacio VI", pero he cambiado de opinión y lo voy ha llamar."La Divina Avenida". Pues, como le dije se situara en la avenida X+Y. Es una obra tallada en mármol negro de Centro Europa. Si duda, causara sensación. El bloque de piedra costo una fortuna. "Espacio VI" o no "La Divina Avenida", quiero decir. Irradia arte. Le prometo Doctora que, me muero por ver la escultura concluida. El artesano tallador es francamente bueno, pero también, desesperantemente lento, por no decir otra cosa. Cada vez que voy a supervisar la obra siempre me sale con la misma canción. Que si no puede meter el cincel para tallar tal parte de la escultura porque tal otra se lo impide. Que aparecen vetas ha cada golpe de cincel. En fin un pesado. Y lo peor es que se cree alguien por tallar mi obra. Hoy en día es dificilísimo encontrar un tallador que se ajuste escrupulosamente a los bocetos originales. Desde luego las escuelas están en franca decadencia. Cuando este concluida, Bernini resucitara de envidia y Rodin de rabia.
-Estoy fascinada. Realmente es usted un artista.
-Así es Doctora. “PERO”.
-Y ese "PERO", Señor R-4-0 me sorprende en un alma creadora como la suya.
-Así es Doctora.
-Cuénteme, estoy convencida que ese "PERO" suyo es la causa de su visita.
-En cierta manera así es.
-Usted es artista. Estoy convencida que le será sencillo esculpir ese ¨PERO¨ con tantísimo arte y originalidad que, cuando me lo enseñe, no dudare en aconsejarle de la manera acertada. Soy, como usted sabe siquiatra y receptora inigualable, así pues. Transmítame, dígame, pínteme ese "PERO" para poder recetarle el remedio acertado.
-No es sencillo. El lenguaje no es mi oficio. Podría esculpir un "PERO" incluso pintar un "PERO" de óleo sobre lienzo, pero Doctora del "PERO" que hablamos es realmente complicado.
-Me temo Seño R-4-O que no es cuestión de lenguaje, pues, talento no le falta. Sin duda es de confianza. Desnúdese intelectualmente. Estamos usted y yo solos en este despacho. Mis labios están sellados con el lacre más puro.
-De acuerdo, Doctora de acuerdo. El caso es que, todo mi discurso anterior ha sido una farsa para ocultar mi "PERO"
-Eso ya lo sabia, Señor R-4-O-.
-¡Que ya lo sabia Doctora!
-A si es. Y continué.
-Es increíble, ha usted no hay quien le engañe.
-A sí es. Continué.
-El caso Doctora es que no tengo amor.
-Eso ya lo sabía. Continué.
-¿Que ya lo sabia?
-Así es continué.
-Está bien Doctora, ese pero del que hablamos es un "PERO" de amor. Desconozco en amor. Soy incapaz de amar y envidio a los que aman. Y el amor dicen que es algo increíblemente bello y yo siendo un artista de éxito no lo conozco. Si llegara a experimentarlo mi arte se multiplicaría por cien, por mil. Seria Dios. Todo el mundo me adoraría. Doctora enséñeme ha amar y yo sabré recompensarla..
-Me pide algo muy sencillo y ha la vez muy complicado. Aun así le recetare los remedios necesarios para que aprenda a amar. Su caso a fin de cuentas es un mal muy extendido en Occidente.
-Doctora, si usted me enseñara amar yo la amaría. Es mas, ya en este instante la amo.
-No señor R-4-O. Eso dígaselo a las prostitutas que frecuenta. El "PERO" el amor del que tratamos no es precisamente este. Y usted lo sabe. El amor que usted quiere descubrir es otro bien distinto. Y yo como le dije se lo recetare.
-Ay Doctora, Ay Doctora. Cuan feliz me hace. Yo un artista excepcional conocedor del amor verdadero. Seré imparable. Dígame Doctora. Recéteme amor.
-Le aseguro que, si realmente esta dispuesto a amar, le va ha costar un ojo de la cara.
-¿Un ojo de la cara?, entonces sintiéndolo mucho prefiero seguir como estoy.
-No quería decir exactamente eso. Lo que quiero que sepa es que le costara una verdadera fortuna.
-De que cifra esta hablando Doctora.
-De una cifra disparatada diría yo.
-Cuanto es. Le extenderé un cheque en este instante. Que por dinero no sea. Estoy dispuesto a pagar cualquier cantidad. Después lo recuperare con creces. Una vez conocido el amor mis obras alcanzaran precios estratosféricos.
-Me temo que no es ni tan sencillo ni tan barato.
-Explíqueme doctora por que no lo entiendo.
-En primer lugar donara la mitad de su dinero a los pobres de la parte este de la Ciudad. Y en segundo lugar, durante los próximos siete años cobrara por sus obras lo mismo que un maestro de la escuela primaria.
-Doctora la verdad, jamás imagine que el amor verdadero saliera tan caro.
-Lo autentico, lo verdadero siempre es costoso señor R-4-O.
-Doctora no me diga eso. Es...
-Así es. La única manera de sanar su "PERO" es esta. Es una receta infalible. Es de libro.
-Menudo libro doctora. Y usted conoce el amor verdadero.
-Aquí no estamos para hablar de mis problemas. Son los suyos los que tratamos y graves que son. No conocer el amor verdadero es una enfermedad muy delicada, que con el tiempo degenera en crónica. Se dan casos fatales y la muerte por falta de amor verdadero, es, se lo aseguro, una muerte estremecedora.
-Doctora. No puede recetarme algo mas, como diría yo, menos traumático.
-Imposible. Es usted libre.
-¿Que haría usted en mi lugar?
-Yo no estoy en su lugar. Yo le he recetado lo adecuado para sanar su "PERO" ahora es usted el que tiene que elegir. Solo es eso. Si todos mis pacientes necesitaran un remedio tan sencillo me dedicaría ha leer novelas policíacas y abstraerme mirando ese cuadro que me mando un antiguo enfermo, que como usted sufría el mal del "PERO" en vez de pasarme horas y horas estudiando Metafísica clínica.
-No me había fijado, es una obra maestra. ¿Quién lo firma?
-Tendría que buscar en el archivo de enfermos. No recuerdo su nombre. Ese lienzo sí se fija esta firmado por un tal AMOR.
-Pues, ese tal amor pinta como los Ángeles.
-Así es señor R-4-O. Ahora permítame. Un nuevo paciente espera mi consulta.
-Adiós Doctora Carlota. Adiós y gracias.

FINAL DE LA CONSULTA R-4-O

1.010. Mingo (Eusebius)

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