Después de la aventura sin ventura que se topó
Candileja con toparse una tarde a Cocoroquito perchado sobre un árbol,
acaecióle un percance que hubo de costarle la vida, de no haber acudido a
tiempo doña Grulla o misia Cigüeña (que en esto hay distintos pareceres).
Es el caso que acababa una de las dos de recibir su
diploma de cirujana por la universidad de Pansofía, Facultad de Medicina, y se
había instalado en las cercanías de Chascomús.
La zorrería tuvo barruntos de una expedición que se armabaa
contra ellos desde La Plata ,
y resolvió levantar campamento para emigrar a Gurrumalán. Sabiendo por
experiencia que "tripas llevan corazón y no corazón tripas",
acordaron iniciar la marcha con una cena histórica. La noche era de las más
románticas de Primavera: luna llena, céfiro blanco, perfumes nuevos, quietud
soberana.
Candileja que traía hambre atrasada se puso a engullir
tan aceleradamente que, a poco andar, un hueso astillado se le atravesó en el
pasapán tan bien que el desdichado creyó real y verdaderamente llegada su
última hora. Avisan a doña Grulla que acude de un vuelo, seguida de su
practicante la
Espátula. Estaba el accidentado patas arriba y casi sin
resuello. La practicante le abre la boca introduciendo la cuña de su pico, y la Grulla especulando una y
otra vez con el claro de luna alcanza a ver el hueso clavado en lo hondo del
gaznate. Con toda delicadeza lleva la punta de su pico al lugar clínico,
aferra la canilla de conejo incrustada, y la retira suavemente.
Vuelto en sí el glotón, preséntale la cirujana sus plácemes:
-"¡De buena se ha librado y escapado, don
Candileja; si tardan diez minutos más en avisarme, esta es la noche que usted se
encontraba con Morisqueta en la
Luna ! Me alegro de haber, intervenido a tiempo ¡vaya!"
-"¡Más me alegro yo, mi doctora! ¡Maldito
gazapo!"
Era el momento de presentar la cuenta, y misia Grulla
se la tendió a Candileja.
-"¡A mí con cuentas! Pero, comadre, ¿me quiere
tomar el pelo? ¿Cree que no me di cuenta del momento en que su practicante y
usted misma tenían la cabeza dentro de mi boca? Si llego a apretar las quijadas
en ese momento... Así que estamos a mano. Váyase norabuena, y recuerde que no
soy deudor sino acreedor de la doctora Grulla y de su simpática practicante
damisela Espátula".
"Quien
con prepotentes y villanos trata, aténgase no sólo a la ingratitud, mas también
a la befa; si es que no lo acusan, además, de algún delito por sus buenas
obras".
1.087. Deimiles (Ham) - 021
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