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lunes, 5 de agosto de 2013

El zorro disfrazado

Dicen que el duque de Borgoña proporcionó a La Fontaine el tema para la presente fábula. Dejemos la introducción dedi­cada por el insuperable poeta bonhomme al niño de ocho años que escribía, diz, apólogos en versos, y vamos al cuento.
En aquellos días andaba Zorropiel disgustado de su profesión. ¿Dónde está el que no se queja de la suya? hace siglos que Horacio nos mostró al soldado envidioso del campesino, al destripaterrones ansiando la suerte del que vive en ciudad, al hombre de letras que canta la dicha del leñador. Todos cre­emos que nuestro vecino es el que acertó; por su parte, él piensa exactamente lo mismo de nosotros. Pero:

"Se a ciascun l'interno affanno
Si leggesse in fronte scritto,
Quanti mai che invidia fannu
Ci farebbero pietá!"

De modo que Zorropiel andaba asaz disgustado, e iba di­ciendo no sé qué cosas cuando, al doblar un cerco, dió de narices con maese Lobo que caminaba a emboscarse.
-"¡Cuerpo de un pavo!", ladró Zorropiel, "no podía en­contrar mejor aliado. Pagaré lo que quieras, pero me vas a ayu­dar una vez en la vida. Estoy harto de exponer mis días, ron­dando las gallinas; total sólo atrapo algún gallo viejo, alguna gallina apestada, algún pollito puro hueso y pluma. Ya estoy nauseado. Tu menú es mucho más variado, y su confección es menos peligrosa. Nadie te obliga a acercarte a las casas: cor­deros, cabras, lechones vagan más de una vez en desploba­do..."
-"Estás viendo mi vida con cristales rosados, Zorropiel te aseguro que tienen que sudar mucho los dientes primero que se hinquen en esas viandas".
-"Estoy dispuesto a todo, camarada. Basta que me en­señes el oficio".
-"Entonces, ven".
Y lo llevó a la espesura donde le revistió la piel de un lobo muerto poco tiempo atrás. Acto seguido le enseña la táctica y estrategia lobuna en la ofensiva y la defensiva, con pocas pero buenas lecciones. Su principal estrategia consistía en alejar del rebaño a los mastines con falsas alarmas, y luego arremeter con ataque fulminante. Al principio Zorropiel no daba pie con bola, pero al tercer día ya era un gusto verlo maniobrar; al cabo de la semana podía enseñar a su jefe.
Cabalmente dos días después, un rebaño costeaba el bos­que. Nuevo Patroclo revestido de las armas de Aquiles, acude, corre, vuela Zorropiel del flanco al frente y a la retaguardia sembrando la confusión y el espanto. Creyendo tener una ma­nada de lobos encima la balante grey se arremolina y huye al villorrio, arrastrando en su derrota, pastores, mastines y do­gos.
Tendida en aquel campo de Agramante queda una pobre oveja, derribada por sus propias compañeras. Zorropiel se am­para de ella y la lleva triunfalmente, cuando héte aquí que de un árbol vecino parte un sonoro cucurucú... Detiénese, como a la voz de mando, el zorro, suelta la oveja, despréndese en un bativoleo de su disfraz y, en cuatro zancadas, se coloca, hocico arriba, al pie del peral en que cantaba el gallo.
De su memoria se habían esfumado repentinamente lobos. ovejas, pastores, táctica y estrategia lobunas.

"En llegando la ocasión, el instinto se sobrepone. Nos trasmuta el natural por medios artificiosos".

1.087. Deimiles (Ham) - 021

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