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lunes, 5 de agosto de 2013

El león decrépito

Harto de gloria y de hazañas, agobiado por la vejez desen­cantada, abandonado de los suyos que se habían internado en el Sahara argelino, extinguíase lentamente en su guarida, no lejos de Hassi-Tschia, un león, otrora autócrata de la selva y del desierto que hoy cruzan los automotores vulgares.
Cundió la noticia por la comarca, y más de cuatro súbditos que venían antaño a adularlo, temiendo su valor y fuerza, de­cidieron hacerle la postrera visita antes que emprendiese la partenza che non ha ritorno. El primero en llegar fué el cino­céfalo: chilló, castañeteó, aulló, hizo cien macacadas, aplicó feroz mordisco al enfermo, y se marchó.
En la puerta del antro topó con el búfalo que entraba para un escarnecedor mugido y alumbrarle una cornada al viejo león; a su zaga venían el lobo y el zorro que le hincaron los col­millos al yacente moribundo. Así otros muchos sujetos bien aprovechados que otrora no habían osado, ni de lejos, mirar ai rey de los animales. El desventurado león cada vez más débil, taciturno y triste, vencido por la decrepitud, quiere morir sin quejarse, como el valiente lobo de Alfred de Vigny acorralado por los cazadores, acribillado a balazos y cosido a puñaladas, "porque viendo lo que uno ha sido sobre la tierra y lo que se deja, sólo es grande el silencio; todo lo demás es flaqueza:

"Seul le silence est grand; tout le reste est faiblesse".

Y cree oír la admonición futura del lobo, asesinado por los hombres sin compasión: "Gemir, llorar, suplicar, es igualmente cobarde. Cumple enérgica-mente tu larga y pesada tarea en el camino donde le plugo al destino llamarte. Luego, como yo, su­fre y muere sin hablar".
Tal era la resolución del león moribundo ; pero viendo llegar el leopardo que le clavó las zarpas y tras él, entrar en su gua­rida el asno para darle de coces, no pudo más:
"¡Es demasiado!" rugió con dolor; "de buen grado acepto la muerte, pero tener que soportar tus afrentes es más que morir".

"Tú tampoco escaparás a la patada del burro. -¿Qué bu­rro? ¡Hay muchos! "Asno se es de la cuna a la mortaja". Tu inferior, tu igual, tu superior. ¿Acaso no has dado tú también alguna coz. Por la posta te llegardá la réplica: tenlo por seguro".

1.087. Deimiles (Ham) - 021

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