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viernes, 16 de agosto de 2013

La mujer porfiona

Un campesino tenía una mujer gruñona y testaruda. Como se le antojara algo, ya estaba atosigando al marido hasta que lo conseguía.
Además, era muy aficionada a apropiarse del ganado ajeno.
En cuanto entraba un animal cualquiera en su corral, ya estaba diciéndole al marido que era suyo. El marido estaba verdaderamente harto.
Conque una vez se metieron en su corral unos gansos del barin.
-¿De quién son estos gansos, marido? -preguntó la mujer.
-Del barin.
-¡No, no son suyos! -gritó rabiosa, y se tiró al suelo. ¡Ay, que yo me muero! ¿De quién son los gansos, di?
-Del barin.
La mujer venga a quejarse, a gemir. El marido se inclinó hacia ella.
-¿Por qué te quejas así?
-¿De quién son los gansos?
-Del barin.
-Me muero. Llama al pope corriendo.
El marido mandó en busca del pope. El pope se puso en camino.
-Ahora viene el pope -dijo el marido.
-¿De quién son los gansos? -preguntó la mujer.
-Del barin.
-Bueno, pues que entre el sacerdote. Yo me muero.
Conque se confesó, le dieron la extremaunción y se marchó el pope. De nuevo preguntó el marido:
-¿Qué te ocurre, mujer?
-¿De quién son los gansos?
-Del barin.
-Yo me muero. Que preparen un ataúd.
Prepararon un ataúd. El marido se acercó.
-El ataúd está listo, mujer. 
-¿De quién son los gansos?
-Del barin.
-Bueno, ya estoy muerta del todo. Méteme en el ataúd.
La metieron en el ataúd y llamaron al pope. El marido se inclinó hacia la mujer y dijo en voz baja:
-Ya se llevan el ataúd a la iglesia para el responso.
Y ella, en un susurro:
-¿De quién son los gansos?
-Del barin.
-Que me lleven a la iglesia.
Levantaron el ataúd, lo llevaron a la iglesia, dijeron el responso... El marido se acercó:
-Ha terminado el responso. Ahora te llevarán al cementerio.
-¿De quién son los gansos? -preguntó la mujer con un hilo de voz.
-Del barin.
-Que me lleven al cementerio.
Así lo hicieron. Antes de que cerrasen el ataúd y lo bajaran a la sepultura, se acercó el marido:
-Mujer: van a bajar el ataúd a la sepultura y en seguida lo recubrirán de tierra.
-¿De quién son los gansos? -murmuró ella.
-Del barin.
-Que bajen el ataúd y echen tierra encima.
El ataúd fue descendido a la sepultura y recubierto de tierra.
Así acabaron los gansos del barin con aquella mujer porfiona.

Cuento popular ruso

1.001. Afanasiev (Aleksandr Nikolaevich)

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