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viernes, 16 de agosto de 2013

La alcaldesa

Una mujer, que era muy decidida, le preguntó a su marido cuando volvió de la asamblea:
-¿Qué habéis estado haciendo?
-¿Qué íbamos a hacer? Elegir al alcalde.
-¿Y a quién habéis elegido?
-A nadie todavía.
-Elegidme a mí -dijo la mujer.
Conque el marido, que quería darle una lección porque tenía muy mal genio, volvió a la asamblea y así se lo dijo a los demás. Y la eligieron a ella alcaldesa. La mujer se puso en seguida a mangonear, a juzgar... Bebía vino con los hombres, se dejaba sobornar...
Llegó la fecha de cobrar los impuestos y ella no acertó a recaudarlos a tiempo. Vino un cosaco a llevarse el dinero, preguntó por el alcalde, pero la mujer corrió a esconderse en su casa en cuanto se enteró.
-¿Dónde me metería yo para que no me encuentre? -preguntó al marido. Mira, maridito: átame dentro de un saco y ponlo donde están aquellos otros llenos de grano.
El marido metió a la alcaldesa en un saco y lo dejó entre unos cinco sacos de trigo que había allí. Llegó el cosaco y dijo:
-Conque se ha escondido el alcalde, ¿eh?
Y la emprendió a latigazos con el saco. La mujer se puso a gritar:
-¡Ay, que yo no quiero ser alcaldesa! ¡Ay, que yo no quiero ser alcaldesa!
El cosaco se marchó cuando se cansó de pegar latigazos.
A la mujer se le quitaron las ganas de ser alcaldesa y, desde entonces, se mostró muy sumisa con su marido.

Cuento popular ruso

1.001. Afanasiev (Aleksandr Nikolaevich)

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