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sábado, 22 de junio de 2013

El aguila y la granja

Vivía en Rusia una graja con ayas y criadas, con sus hijitos pequeños, rodeada de vecinos. Llegaron por allí unos cisnes, anidaron y pusieron huevos; pero la graja empezó a robar los huevos y a maltratar a los cisnes.
Un mochuelo que volaba casualmente por allí vio que la graja maltrataba a los cisnes, y fue a contárselo al águila real. Llegó y le dijo:
-Aguila real, bátiushka: castiga a esa malvada graja como se merece.
El águila real mandó en busca de la graja a un gorrión, por ser el mensajero más despabilado. El gorrión partió inmediatamente para traer a la graja. Ella intentó resistirse, pero el gorrión la condujo por fin, a empellones, a presencia del águila real.
Empezó a acusarla el águila:
-¡Graja dañina, que tienes la cabeza vacía, un pico asqueroso y la cola mi...osa! Estás acusada de echarle el ojo a lo que no es tuyo y de haber robado huevos a los cisnes.
-¡Eso es un infundio, águila real! Un infundio, y nada más.
-También se te acusa de salir al campo con toda tu panda a escabar el grano cuando el campesino lo tiene sembrado.
-¡Eso es un infundio, águila real! Un infundio, y nada más.
-Otra fechoría es que tú y tu panda también escarbáis y echáis a perder los haces de espigas cuando las mujeres se marchan del campo después de segar.
-¡Eso es un infundio, águila real! Un infundio, y nada más.
La graja fue condenada a ir a la cárcel.

Cuento popular ruso

1.001. Afanasiev (Aleksandr Nikolaevich)

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