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viernes, 26 de diciembre de 2014

El mas fuerte

Unos niños nanayos fueron a patinar sobre el hielo un día de invierno.
Primero jugaron y patinaron. Luego se pelearon.
Uno de los niños, Nameká, venció al otro, que se llamaba Kurbú. Le venció y empezó a presumir:
-¡Yo soy aquí el más fuerte! ¡Todos debéis saludarme!
En esto resbaló Nameká, se cayó y se partió la cabeza.
-Ya ves cómo no eres el más fuerte -le dijo Kurbú, puesto que el hielo te ha vencido. Mira cómo sangras. Nameká le preguntó al hielo:
-Oye, hielo, ¿hay alguien más fuerte que tú?
-Sí que lo hay -contestó el hielo. El sol es más fuerte que yo. En cuanto brilla con fuerza, yo me derrito. Hay que saludar al sol.
Fueron los chicos a ver al sol. Anduvieron mucho tiempo, hasta que al fin llegaron.
Namaká le dijo al sol:
-¡Oye, padre! Yo he vencido a Kurbú, el hielo me ha vencido a mí y tú derrites el hielo. De manera que tú eres más fuerte que nosotros. He venido a saludarte.
El sol se quedó pensando.
-La nube es más fuerte que yo -le dijo por fin a Nameká, porque cuando cubre la tierra lo enfría todo y yo no puedo atravesarla con mis rayos.
Fueron los chicos a ver a la nube. Subieron a una montaña muy alta. En torno, todo era niebla, humedad y frío. Mientras llegaron hasta la nube se calaron de agua y quedaron recubiertos con una capa de hielo.
Le dijo Nameká a la nube:
-¡Escucha, madre! Yo soy más fuerte que Kurbú, el hielo es más fuerte que yo, el sol es más fuerte que el hielo y tú eres más fuerte que el sol. Conque tú eres la más fuerte de todos. He venido a saludarte.
Iba a contestar la nube, cuando sopló el viento, silbando, arremolinándose, y disipó la nube.
Poco antes hacía frío, había humedad y no se veía nada a dos pasos. Y de pronto hacía calor, había luz, apareció el arco iris, brilló el sol y pudo verse como sobre la palma de la mano todo el Amur, desde su nacimiento hasta las marismas.
Le gritó entonces Nameká al viento:
-¡Oye, viento! Yo he vencido a Kurbú, el hielo me ha partido la cabeza, el sol ha derretido el hielo, la nube tapa el sol y tú has desbaratado la nube. De modo que tú eres el más fuerte de todos. Por eso te saludo.
Y Nameká se inclinó.
Pero Kurbú le preguntó al viento:
-¿Puedes tú cambiar de sitio una montaña?
El viento se puso a soplar, pero por mucho que hinchaba los carrillos, la montaña seguía donde siempre. Sólo volaron algunos granos de arena de su cumbre.
-¡Huy! -observó Nameká. ¡Mucho tiempo ibas a necesitar para cambiar de sitio una montaña de esa manera! Conque resulta que la montaña es más fuerte que tú.
Los niños se inclinaron ante la montaña.
-iMontaña, oye, montaña! -dijo entonces Nameká. ¿Eres tú la más fuerte de todos en el mundo?
La montaña carraspeó, se quedó pensando.
-No -contestó. El árbol es más fuerte que yo. Crece sobre mis espaldas y me desgarra con sus raíces. Pero también me protege del viento.
Nameká saludó al árbol.
-¡Eh, árbol, escucha! Yo he vencido a Kurbú, el hielo me ha vencido a mí, el sol ha vencido al hielo, la nube ha vencido al sol,
El más fuerte
el viento ha vencido a la nube, la montaña ha vencido al viento y tú vences a la montaña. Entonces, ¿eres tú el más fuerte de todos? El árbol hizo susurrar sus hojas.
-¡Sí! -dijo. Yo soy el más fuerte de todos.
-¡Mentira! -contestó Nameká.
Agarró un hacha y cortó el árbol.
Entonces, todos se inclinaron ante Mameká: la montaña, el viento, la nube, el sol, el hielo... todos.
De entonces viene el considerar que el hombre es el más fuerte de todos en el mundo.

1.098.1 Naguishkin (Dmitri D.) - 074

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