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miércoles, 19 de junio de 2013

La vaca pinta

Aquel hogar, era cristiano a "machamartiello". Por eso, antes de acostarse, rezaban en comunidad el Santo Rosario; pedíase por los navegantes,  caminantes  y  soldados,  además  de,  por  el  ánima  de cuantos habían muerto en la casa. Rezaba delante Pimienta y sus hijos, respetuosamente, respondían a las plegarias, costándoles de vez en cuando algún coscorrón, por adormilarse. No siendo aquella noche, distinta a las demás, habíanse ido a acostar los hijos, después de haber cumplido con tan cristiana obligación.
Al  amor  de  la  lumbre,  solo  quedaron  Rufa  y  Pimienta.
Aquélla, remendando unos calcetines y él, picando sobre una tabla, hojas de tabaco casero.
-Bueno  Rufa. 
-Inició  la  conversación  Pimienta,  después  de carraspear y rascarse el cogote. Pos... la verdá ye que..., claro; el fíu mayor, ya ye homucu y ya creo que debíamos busca¡ acomodo. ¿Qué pienses?
-Que ya lo había pensao. Callaba, per ver si tó da, bes n'ello. Por fin, veo que una vez en la vida pienses algo.
-Respondió la aludida con cierta malignidad.
Pimienta la miró de soslayo, sonrió socarrón y repuso:
-¿Entós, egual y tienes ya preparada la prometida? 
-Ay, eso non ¿Tienesí la tó?
-Pos  claro  Rufa.  Una  moza  pa  él,  malditu  trabayu:  cuesta el buscala. Ye correutu, parcial, trabayador, bona planta, zalameru, non va desnudu...
Mas  no  pudo  continuar  en  sus  alabanzas,  porque,  Rufa, interrumpió diciendo:
-Tiénlo tó el mió rapaz. Parécese muncho a mí. Se pavoneó de orgullo.
-¡Tataratá foyuela, dixo 'l vieyu a la vieya!
-Medio cantó Pimienta.
-Pero al granu. Tengo varies proporciones barajades y si son de tu agradu, bona fecha...
-Oye. Oye. ¿Pero así sin contar co n'él? Y si non quier?
-Interrogó ella.
-¿Qué  qué,  oh? 
-Enérgico  intervinó  el  marido. 
-¡Si  non  quier!
¿Aquí quién manda en casa, barájoles? Lo que yo diga tá dicho y na más. Mi pá, casóme contigo sin yo conócete y tan mal non resoltó...
-¡Qué  lo  digas,  Pimienta! 
-Convencida  reponía  Rufa. 
-¡Pué  que tengas razón! Entós dime ¿quién y tienes sentenciada?
-Pos mira. ¿Qué ta paez Olivina la de "Xuacu el Tuertu"?
-¡Ca, nin hablar! Non me la busques coxa, que ya acoxará ella.-Seriamente argumentó Rufa.
-Quiciaves tengas razón. ¿Entós, paezte bien Carmina Pepico?
-Tien poco xuicio na mollera; además, nunca trabayó na tierra. Si entovía, aunque con poco sentíu, toviera una caseriona, bueno; pero tien una caseriina. Respondió sopesando las palabras, la buena de Rufa.
Pimienta, volvió a rascar el cogote, dió vueltas a su caletre y tras una  larga  pausa,  en  la  cual  pasaron  por  su  imaginación  todas  las mozas casaderas del Concejo, exclamó: ,
-Pué que¡ venga bien "Nides la de Xuacu". 
-¡Jesús, María y José! ¿Esa vieya y chismosa? ¡Tú non tás buenu!
-Espantada reponía Rufa.
-Pos tien munchos cuartos.
-¡Qué los guarde!
-Con redoblada energía exclamó ella.
-¡Demonio! 
-Gritó  Pimienta  que  ya  iba  perdiendo  la paciencia.
¿Entós  qué  quies  pal  tó  fíu?  ¿Una  marquesa?  ¿Ye  él  acasu  un Príncipe? ¡Non me non; si él ye un machaca tarrones como yo! Va que arde con una de so igual o anque sea algo menos.
-Bueno Pimienta.
-Imterrumpió su mujer en tono conciliador.
-Ye que yo quieo una nuera que lo reuna tó. Dime otra que, a lo mejor gústame.
-Adelina Pin. ¡Esa sí que ye partiu! Fiya sola, xoven, guapa, seyes vaques, vente días de gües na Llosona, sempática...
-¡Basta,  basta! 
-Replicaba  Rufa. 
-A  esa  sobrai  tó,  pero  falta¡ lo prencepal. ¡Faltai vergüenza!
-¡Barájoles! ¡Rufa! Ya me tás faciendo perder los estribos. ¡Non busco  más!  Agora,  búscaila  tú.  iEntós  qué  quies  pal  tó  fíu?-Malhumorado inquirió Pimienta,.
-Mira, home. Yo quieo pa nuera, una fema de planta. Fema de veres,  capaz  de  dar  y  criar  los  fiyos  sin  niñera.  Quíeola  que  sea tranquila, trabayadora, de bon diente, guapina...
Y  no  pudo  terminar,  porque  Pimienta,  levantándose  de  la "tayuela",  dando  una  patada  enérgica  en  el  suelo,  y  mirando fijamente a su mujer, decía:
-¡Ya  tá!  ¡Ya  tá!  ¿De  móo  y  manera,  que  quiésla,  tranquila, trabayadora, de bon diente, guapina?... 
-Eso Pimienta, eso.
-Alegre reponía aquélla.
-Pos mira Rufa.
-Lentamente y con socarronería, decía él.
-Cásalu con  la  VACA  PINTA...  ye  la  única  fema,  que  reune  toes  les condiciones.
Y sin esperar respuesta, marchó camino del hórreo.

Cuento asturiano

1.017. Busto (Mariano)

    

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