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martes, 20 de agosto de 2013

Los hongos

Se le ocurrió la idea a un rodellón mientras estaba sentado de­bajo de un roble, contemplando a todos los demás hongos. Empe­zó a dar órdenes:
-Vosotros, los boletos blancos, venid para servirme en la guerra.
Ellos se negaron:
-No. Nosotros somos hongos aristocráticos y no vamos a la guerra.
-Vosotros, los cantarelas, venid para servirme en la guerra.
Los cantarelas se negaron:
-Nosotros somos gente acaudalada, y no tenemos por qué ser­vir en la guerra.
Vosotros, los colmenillas, venid para servirme en la guerra.
Se negaron los colmenillas:
-Nosotros somos los cocineros de la ciudad, y no vamos a la guerra.
-Vosotros, los colibias, venid para servirme en la guerra.
Se negaron los colibias:
-Tenemos las patas muy finas y no podemos ir a la guerra.
-Vosotros, los pimenteros, venid para servirme en la guerra.
-Los pimenteros somos mozos animosos: iremos todos a la guerra.
Así fue como el zar-guisante se hizo una tropa con los hongos.

Cuento popular ruso


1.001. Afanasiev (Aleksandr Nikolaevich)

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