Se le
ocurrió la idea a un rodellón mientras estaba sentado debajo de un roble,
contemplando a todos los demás hongos. Empezó a dar órdenes:
-Vosotros,
los boletos blancos, venid para servirme en la guerra.
Ellos se
negaron:
-No.
Nosotros somos hongos aristocráticos y no vamos a la guerra.
-Vosotros,
los cantarelas, venid para servirme en la guerra.
Los
cantarelas se negaron:
-Nosotros
somos gente acaudalada, y no tenemos por qué servir en la guerra.
Vosotros,
los colmenillas, venid para servirme en la guerra.
Se negaron
los colmenillas:
-Nosotros
somos los cocineros de la ciudad, y no vamos a la guerra.
-Vosotros,
los colibias, venid para servirme en la guerra.
Se negaron
los colibias:
-Tenemos
las patas muy finas y no podemos ir a la guerra.
-Vosotros,
los pimenteros, venid para servirme en la guerra.
-Los
pimenteros somos mozos animosos: iremos todos a la guerra.
Así fue
como el zar-guisante se hizo una
tropa con los hongos.
Cuento popular ruso
Cuento popular ruso
1.001. Afanasiev (Aleksandr Nikolaevich)
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