Translate

sábado, 15 de junio de 2013

Cuentos de muertos (5)

Un maestro de escuela volvía de la iglesia una noche, cuando se tropezó con doce bandoleros.
-¿Sabes dónde está enterrada -le preguntaron los bandoleros- esa rica señora que murió en vuestra aldea hace una semana?
-Sí. La enterraron en la cripta de la iglesia.
Los bandoleros le obligaron a seguirlos, amenazándole con un cuchillo muy afilado. Llegaron a la cripta de la iglesia, arrancaron la reja de una ventana y obligaron a bajar al maestro colgándole de sus fajas.
-Abre la sepultura -le ordenaron, quítale a la difunta los siete anillos de oro con piedras preciosas y tráelos aquí.
El maestro levantó la tapa de la sepultura y fue quitándole los anillos de oro a la difunta. Le quitó seis, pero el séptimo no pudo quitárselo porque la difunta tenía ese dedo doblado. Así se lo dijo el maestro a los bandoleros. Ellos le tiraron un cuchillo ordenándole:
-¡Córtale el dedo!
El maestro recogió el cuchillo, pero no hizo más que cortarle el dedo a la difunta cuando ésta se incorporó como si despertara de un sueño y empezó a dar voces.
-¡Hermanas y hermanos míos! Acudid pronto en mi auxilio. Tanto como he sufrido en vida, y tampoco me dejan descansar después de muerta...
A sus gritos empezaron a abrirse las sepulturas y a salir de ellas los muertos.
Los bandoleros, que oyeron aquel ruido, escaparon en todas direcciones mientras que el maestro, del susto, corrió escaleras arriba, atravesó la iglesia, se escondió en el coro y cerró la puerta. Los muertos que le perseguían vieron dónde se escondía. Fueron trayendo sus féretros y colocándolos unos encima de otros para llegar hasta el coro. Pero el maestro había encontrado una pértiga y se valió de ella para echarlos abajo. En ese trajín estuvo hasta la medianoche. Pero cuando dieron las doce campanadas, los muertos recogieron sus féretros y volvieron a la cripta.
El maestro quedó allí más muerto que vivo.
A la mañana siguiente le encontraron en la iglesia, tullido y enfermo. Llegó un sacerdote, le prestó los auxilios espirituales y a continuación falleció el maestro.

Cuento popular ruso

1.001. Afanasiev (Aleksandr Nikolaevich)


No hay comentarios:

Publicar un comentario