Un
campesino partió de caza llevando a su perro preferido. Después de mucho andar
por el bosque y pantanos sin encontrar nada, le sorprendió la noche oscura
fuera del poblado. Pasaba cerca de un cementerio a hora tan desusada, cuando en
una encrucijada vio a un muerto con su sudario blanco. El hombre se quedó
sobrecogido, sin saber si seguir adelante o dar media vuelta.
«¡Bah!
Seguiré adelante y ya veremos lo que pasa», se dijo.
Continuó,
pues, su camino, seguido por el perro. En esto le vio el muerto y corrió a su
encuentro, haciendo ondear el sudario y sin tocar el suelo con los pies. Cuando
llegó a la altura del cazador se lanzó sobre él, pero el perro agarró al muerto
por las pantorrillas y se lio a pegarle dentelladas. Viendo el campesino que el
perro no soltaba al muerto, aprovechó para escapar a toda velocidad hacia su
casa.
El perro
estuvo peleando hasta que cantaron los gallos y el muerto se desplomó sin
movimiento. Entonces corrió detrás de su amo, le dio alcance cuando estaba ya
cerca de su casa y la emprendió a mordiscos con él. Tan furioso estaba y con
tanta rabia le acometía, que a duras penas lograron librarle de él sus
familiares.
-¿Qué le
pasará al perro? -preguntaba la madre. ¿Por qué le habrá tomado ese odio a su
amo?
El
campesino refirió entonces lo sucedido.
-Hiciste
mal, hijo mío -reprochó la madre. El perro se ha enfadado porque tú no le
echaste una mano. Mientras él luchaba con el muerto, tú le abandonaste para
salvarte. Ahora te guardará rencor mucho tiempo.
A la
mañana siguiente todos se dedicaron a sus quehaceres, yendo y viniendo por el
patio, y el perro como si tal cosa. Pero en cuanto aparecía su amo, empezaba a
gruñirle.
Hubo que
atarlo con una cadena. Así lo tuvieron un año entero, pero ni en todo ese
tiempo olvidó el animal el mal comportamiento de su amo. Hasta que un día
rompió la cadena y se tiró al cuello del cazador para ahogarle.
Entonces
tuvieron que matar al pobre perro.
Cuento popular ruso
1.001. Afanasiev (Aleksandr Nikolaevich)
No hay comentarios:
Publicar un comentario