Es necesario, para el regular proceso de
esta verídica historia, que el lector, en alas de su ardiente fantasía, acelere
el curso de los años y deje atrás no pocos. Mientras el lector atraviesa el
tiempo de un brinco, Pastrana, por sus pasos contados, atraviesa multitud de
funciones públicas, unas retribuidas y otras no, meramente honoríficas. Hechas
las elecciones, resultó que el marqués de Pozos-Hondos era cinco veces más
popular en Villaconducho que su enemigo el candidato de oposición. De resultas
de esta popularidad del
marqués, hubo que hacer a Pastrana administrador de Bienes Nacionales. También
se le formó expediente por cohecho, y se le persiguió en justicia por no sé qué
minuciosas formalidades de la ley Electoral; el marqués bien hubiera querido
dejar en la estacada a su administrador de votos, salmones y hacienda; pero don
Pedro Pastrana hizo comprender perfectamente al magnate la solidaridad de sus
intereses, y salió libre y sin costas de todas aquellas redes con que la ley
quería pescarle. Pastrana no perdonó al marqués el poco celo que había
manifestado por salvarle.
Al año siguiente, en que hubo nuevas
elecciones para Constituyentes nada menos, el candidato de oposición fue cinco
veces más popular que el marqués. Bueno es advertir que el candidato de
oposición ya no era de oposición, porque habían triunfado los suyos. El marqués
se quedó sin distrito; y como se había acabado
el tiempo del monopolio (según decía Pespunte,
que se había echado al río para deshacer a hachazos las máquinas de pescar
salmones), como ya no había clases, el pueblo
pudo pescar a río revuelto, y aquel año la bailarina del marqués no comió salmón. Pasó otro año,
hubo nuevas elecciones, porque las Cortes las disolvió no sé quién, pero, en
fin, uno de tropa, y entonces no fueron diputados ni el marqués ni su enemigo,
sino el mismísimo don Pedro Pastrana, que una vez encauzada la
revolución... y encauzado el río, cogió las riendas del gobierno de
Villaconducho, y, en nombre de la libertad bien entendida, y para evitar la anarquía
mansa de que estaban siendo víctimas el distrito y los salmones, se
atribuyó el privilegio de la pesca y el alto y merecido honor de representar
ante el nuevo Parlamento a los villaconduchanos.
1.005. Pardo Bazan (Emilia)
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