Translate

jueves, 18 de septiembre de 2014

La donna e mobile - Tercera parte

-Güeñas tardes.
-Güenas.
No estaba el horno como pa pasteles, y Armando, poco elocuente, manoteó la guitarra, preludió un rasguido trabajoso, cantando por cifra con ojos en blanco y voz de rueda mal engrasada.

-Prenda, perdone y escuche.

Prenda, perdone y escuche,
Que mis penas hi'a, cantar;
Pero usté rni'a de alentar.
Pues traigo pesao el buche,
Más retobao que un estuche
Que no se quiere baciar.

Doña Anunciación, más seria que el Nacurutú, guiñaba los ojos, perplejos.
Armando buscó inspiración por milonga:

No me mire, vida mía,
con esa cara tan mala,
Que el corazón se me quiebra
Como una hojita’e chala

Miremé, china, en el alma
Con sus ojos de azabache;
Miremé con su cariño,
Que no hay miedo que me empache.

Y digamé con los ojos
Que lo quiere a su moreno,
Y enfrenemé con confianza,
Que he de morder en su freno.

Pero no se enoje, prenda,
Y ho arrugue ansí la cara,
Si no quiere que me muera
Más blandito que una chara

Ahí no más, salió el de adentro, enredándose en los bancos, con tamaña daga remolineando; y ambos amantes se encararon, entre insultos y promesas de degüello.
-Negro desgraciado, había de tocarle la mala.
Y quedó boqueando, mientras el otro huía despreciando a la china, a quien comparaba con bestias poco honradas. Se fue, se fue... pucha, moso apurao.
La puestera, momentáneamente preocupada, arrastró hacia afuera al muerto, lo subió a duras penas en la zorra, ató el petizo y fue hasta una vizcachera rodeada de tupidos cardos, donde volcó su carga. Mientras tapaba al finao, recordó su nuevo amor ahuyentado.
-Bien muerto -pensaba, por entrometido.
La cabeza quedaba aún de fuera; doña Anunciación no podía ya de cansada, pero era buena cristiana; hizo una cruz de un palito, buscó un lugar donde ponerla y, con ímpetu repentino, se la clavó al muerto en el ojo.
¡Negro pajuate!

1.094.1 Güiraldes (Ricardo) - 042

No hay comentarios:

Publicar un comentario