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sábado, 4 de enero de 2014

El lobo y el hombre

Cierto día hablaba un Zorro con un Lobo, ponderándole el poder del Hombre.
‑Ningún animal ‑decía‑ puede vencer al Hombre, y si quiere defenderse tiene que recurrir a la astucia.
El Lobo contestó:
‑Si algún día me encuentro con un hombre, le atacaré sin vacilar.
‑Bien; yo te ayudaré -le respondió el Zorro. Ven mañana temprano a buscarme y te enseñaré a un Hombre.
El Lobo se levantó temprano y fue a encontrar al Zorro, que le llevó a un camino del bosque, por donde solía pasar todos los días un Cazador.
Pero el primero que pasó fue un soldado mutilado.
‑ ¿Es eso un Hombre? ‑ preguntó el Lobo.
‑No -repuso el Zorro; lo ha sido, pero ya no lo es.
Después pasó un chiquillo que iba a la escuela.
‑ ¿Es eso un Hombre?
‑No; no es todavía un Hombre. Ya lo será.
Por fin, apareció el Cazador, con la escopeta al hombro y el cuchillo de caza pendiente del costado. El Zorro dijo al Lobo:
‑¡Mira! Ése sí que es un Hombre. Ya puedes atacarle, que yo voy a meterme en mi agujero.
El Lobo se plantó delante del Hombre, quien se dijo: "¡Lástima que mi escopeta no esté cargada con bala!", y disparó una carga de pólvora en la cara del Lobo. Éste se chamuscó todo, pero no se asustaba con facilidad y, por tanto, volvió a atacar. Entonces el Cazador disparó por segunda vez. El Lobo tembló de dolor y se tiró, rabioso, sobre el Cazador, pero el hombre sacó su luciente cuchillo de caza, lo blandió de derecha a izquierda..., y, chorreando sangre, fuese el Lobo a encontrar a su amigo el Zorro.
-¿Qué hay, hermano Lobo? -preguntó el Zorro. ¿Cómo te ha ido con el Hombre?
-¡Ay de mí! -suspiró el Lobo. Nunca creí que el poder del Hombre fuese tanto. Primero, levantando un palo que llevaba al hom­bro, lo disparó y vino volando a mi cara algo que la achicharró. Después volvió a soplar, y aquello que volaba se me metió por ojos y hocico, igual que un relámpago. Luego apartó de su costado una faja brillante, me azotó con ella... y aquí estoy, más muerto que vivo.
-Ya ves -dijo el Zorro ‑como no eres más que un bravucón. Así no te quedarán ganas de volver a encontrarte con el Hombre otra vez.

1.018. Grimm (Jacob y Wilhem)

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