Empezaba
a lucir en el firmamento la reciente luna nueva cuando al viejo pope[1]
catedralicio Leonti le nació un hijo, recio bogatir, al que por buen nombre
pusieron Aliosha y llamaron Popóvich[2], ya que
era pope su padre.
Mientras
se criaba, Aliosha crecía en un día lo que otros en una semana, y en una semana
lo que algunos en un año entero.
Ya salía
Aliosha a la calle a pasear, ya jugaba Aliosha con muchachos de su edad. Pero,
brazo o pierna que agarraba, brazo o pierna que arrancaba. Y era gran
detrimento aquel jugar suyo, que si a alguno empuñaba por la cintura, así le
dejaba el vientre aplastado.
Luego que
fue haciéndose mayor, pidió Aliosha la bendición de su padre y madre para salir
de aventuras a campo abierto.
-Aliosha
Popóvich -dijo el padre: puedes salir a campo abierto. Pero sabrás que también
hay quien tiene más fuerza que tú. Y por eso llevarás como fiel servidor a
Marishko, el hijo de Parán.
De este
modo montaron los apuestos mancebos en buenos caballos, salieron a campo
abierto levantando gran nube de polvo y luego desaparecieron.
Los
apuestos mancebos llegaron a la corte del príncipe Vladímir[3],
y allí Aliosha Popóvich fue directamente a los aposentos de mármol del príncipe
Vladímir. Santiguóse según mandan las Escrituras, saludó con reverencia, como
es de buena crianza, hacia los cuatro puntos cardinales, y con comedimiento
especial al príncipe Vladímir.
El
príncipe Vladímir recibió a los apuestos mancebos, los hizo sentar a una mesa
de roble bien provista de manjares y bebidas para agasajarlos y a la vez
preguntarles qué nuevas traían. Empezaron los apuestos mancebos a comer platos
delicados y beber fuertes licores, y entonces quiso saber el príncipe Vladímir:
-¿Qué
condición es la vuestra, apuestos mancebos? ¿Sois recios y gallardos bogatires
o bien caminantes de cayado y zurrón? Gustaría de conocer vuestros nombres y
linaje.
A lo cual
contestó Aliosha Popóvich:
-Yo soy
Aliosha Popóvich, hijo del viejo pope catedralicio Leonti, y me sirve de
compañero Marishko, hijo de Parán.
Así que
hubo comido y bebido, Aliosha Popóvich se retrepó en la estufa[4]
de azulejos para reposar, mientras Marishko continuaba sentado a la mesa.
Por
entonces y a tal hora se presentó el bogatir Tugarin Zméievich[5],
que era un culebrón y había sobrevolado todo el reino del príncipe Vladímir.
Penetró Tugarin hasta los aposentos de mármol y, con la pata izquierda puesta
en el umbral, llegó con la derecha a la mesa de roble. De esta guisa se puso a
comer y beber, abrazando a la princesa y haciendo burla y escarnio del príncipe
Vladímir. Tugarin se metía una hogaza detrás de un carrillo y otra hogaza
detrás del otro, luego un cisne entero entre medias, sobre la lengua, empujaba
con una empanada y lo engullía todo de golpe.
Desde
donde estaba tendido, sobre la estufa de azulejos, Aliosha Popóvich le habló a
Tugarin de esta manera:
-Tenía mi
bátiushka, el viejo pope Leonti, una vaca tremenda de grande, tremenda de
glotona, que husmeaba por los sitios donde estaban haciendo cerveza y se
zampaba barriles enteros de orujo de lúpulo. Aquel monstruo, aquella glotona,
llegó un día hasta un lago, se bebió toda el agua del lago, y entonces reventó.
Igual te pasará a ti, Tugarin: vas a reventar sentado a la mesa.
Furioso
contra Aliosha Popóvich, Tugarin le arrojó su cuchillo damas-quinado. Pero
Aliosha Popóvich, que era muy ágil, lo eludió protegiéndose tras un pilar de
roble, y le habló de este modo:
-Gracias
por tu cuchillo damasquinado, bogatir Tugarin. Con él abriré tu blanco pecho,
cegaré tus ojos límpidos y tu corazón ardiente contemplaré con los míos.
Al
instante se levantó Marishko de la mesa -mesa de roble con las patas
torneadas, agarró a Tugarin por el pescuezo y, desde la mesa, lo arrojó contra
la pared de piedra. Del golpe se desprendieron las ventanas encristaladas.
Y exclamó
Aliosha Popóvich desde la estufa de azulejos:
-¡Oh,
Marishko, Marishko, hijo de Parán! Eres mi fiel servidor, siempre alerta
valedor.
A lo que
Marishko replicó:
-Dame ese
cuchillo, Aliosha Popóvich: con él abriré el blanco pecho de Tugarin, cegaré
sus ojos límpidos y su corazón ardiente contemplaré con los míos.
Desde la
estufa de azujelos Aliosha contestó así:
-¡Ay,
Marishko, Marishko! No mancilles estas estancias de mármol. Déjale marchar al
campo abierto, que de allí no escapará y que allá en campo abierto mañana a
prima hora mediremos nuestras fuerzas.
Así se
levantó Marishko tempranito a la mañana siguiente, cuando despuntaba el sol,
para abrevar a los fogosos corceles en las aguas rápidas del río. Así vio a
Tugarin que volaba por el firmamento y emplazaba a Aliosha Popóvich a salir a
campo abierto.
Acudió
Marishko donde Aliosha Popóvich:
-Dios te
tenga de su mano, Aliosha Popóvich. Tú me negaste el cuchillo damasquinado para
abrirle el blanco pecho a ese maldito, cegarle los ojos límpidos y contemplar
su corazón ardiente con los míos. Y ahora, ¿qué podrás tú contra ese Tugarin,
si él vuela por el firmamento?
A lo cual
dijo Aliosha:
-Sólo a
mi mano ha de morir.
Sacó
Aliosha su buen caballo, le acomodó encima la silla circasiana, le ajustó doce
cinchas de seda -no por presunción y sí por precaución- y salió Aliosha a campo
abierto. Cabalgaba Aliosha por el campo abierto, viendo volar a Tugarin por el
firmamento. Y profirió Aliosha Popóvich:
-¡Santísima
Virgen, madre de Dios! Mándame, Señora, un negro nubarrón, y que Jesucristo
bendito lo haga reventar en fuerte y apretado aguacero para que a Tugarin se le
empapen sus menguadas alas de papel.
Sin duda
tenía Aliosha la virtud de que se escucharan sus plegarias, porque se cernió un
nubarrón negro y de ese negro nubarrón hizo brotar Jesucristo un fuerte y
apretado aguacero que empapó las menguadas alas de papel de Tugarin.
Tal que
dos montañas se embistieran, así arremetieron Tugarin y Aliosha el uno contra
el otro: descargaron sus mazas, y las mazas se partieron; chocaron sus lanzas,
y las lanzas se doblaron; enarbolaron sus sables, y los sables se mellaron.
En ese
momento se desplomó Aliosha Popóvich de su silla como un haz de paja, y en
seguida acudió Tugarin a golpearle. Pero Aliosha era muy esquivo. Se esquivó
Aliosha bajo la panza del corcel, reapareció por el otro lado de la panza y
acertó a clavarle a Tugarin el cuchillo damasquinado en el flanco derecho.
Luego le arrojó abajo de su buen caballo gritándole:
-¡Gracias,
Tugarin, por el cuchillo damasquinado! Te abriré el pecho blanco, cegaré tus
ojos límpidos y tu corazón ardiente contemplaré con los míos.
Aliosha
le cercenó a Tugarin su altiva cabeza, y esa altiva cabeza llevó al príncipe, a
Vladímir. Por el camino fue entreteniéndose con aquella cabeza, que arrojaba a
lo alto para recogerla luego en la punta de su lanza.
Vladímir
exclamó al verle:
-¡Ahí
trae Tugarin la altiva cabeza de Aliosha Popóvich! Ahora someterá a todo
nuestro reino cristiano...
Y le
contestó Marishko, el hijo de Parán:
-No te
aflijas, Vladímir, príncipe de Kíev, sol resplandeciente. Si el maldito Tugarin
cabalga sobre la tierra y no vuela por el firmamento, su altiva cabeza
terminará en la punta de mi lanza. No sufras cuita, príncipe Vladímir, que si
es preciso yo me hermanaré con él.
En esto
miró Marishko con un catalejo, y reconoció a Aliosha Popóvich. Y dijo:
-Distingo
el talante de bogatir y la traza de valiente. Ese es Aliosha Popóvich: conduce
su corcel con mano firme y viene jugando con una cabeza que tira a lo alto y
luego recoge en la punta de su lanza. No es el pagano Tugarin[6],
no, que es Aliosha, el hijo del viejo pope catedralicio, y trae la cabeza del
pagano Tugarin Zméievich.
Cuento popular ruso
1.001. Afanasiev (Aleksandr Nikolaevich)
[1]Pope: Sacerdote de la religión ortodoxa rusa.
[2] Se trata,
como en muchas otras bilínas, de Vladímir I Sviatoslávich (murió en 1015),
nieto de Olga, la primera princesa de Rus que abrazó el cristianismo durante un
famoso viaje que realizó a Bizancio. A Vladímir I se debe el «bautismo de Rus»
(año 988), con el cual implantó el cristianismo como religión oficial y la
impuso en toda Rus, a menudo por la violencia. Designado príncipe de Nóvgorod a
la muerte de su padre (Sviatoslav I de Nóvgorod) en el año 972, avanzó hacia el
sur, se adueñó del principado de Polotsk y luego ocupó Kiev, del que fue
designado príncipe a partir del año 980. Al poco tiempo agrupó bajo su poder
todas las tierras rusas (años 978-1015). De algunas hizo principados para sus
hijos, aunque siempre los mantuvo en rigurosa dependencia.
[3] En las bilinas, enemigo de los bogatires rusos.
Personificación del nómada opresor y cruel. Se trata seguramente de Tugarjan
de los polovianos, a cuyo nombre se añadió el patronímico de Zméievich,
emparentándole así, para reforzar la idea de crueldad, con el culebrón (zméi)
de los cuentos.
[4]Estufa: La estufa rusa es toda una construcción de ladrillo. Muy
ancha de base, con bancos a los lados, fogón y horno para el pan, se escalona
hacia arriba formando rellanos destinados a distintos usos y que también sirven
de lecho.
[5] El significado literal de
esta palabra fue cambiando para adquirir. además. el sentido distinto y muy
vasto de sucio, inmundo, malvado, venenoso, maldito...
[6] Mamái fue uno de los janes
de la Horda de
Oro, constituida cuando, después de la muerte de Chinguiz jan, se desmoronó el
imperio que este último había formado. Se cree que murió al terminar la batalla
de Kulikovo a manos de un esclavo genovés llamado Bernaba, que le acompañaba en
su huida y que se apropió de las riquezas que llevaba Mamái.
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