Andaba una zorra
correteando por el bosque, cuando vio a un urogallo en lo alto de un árbol.
-Oye, Terenti[1] -le dijo:
vengo de la ciudad.
-Bu-bu-bu-eno, ¿y qué?
-Oye, Terenti, es que he traído un decreto.
-Bu-bu-bueno, pues mejor
para ti.
-El decreto dice que los
urogallos no debéis subiros a los árboles, sino andar por los prados verdes.
-Bu-bu-bueno, pues
andaremos por los prados.
-Oye, Terenti, ¿quién viene por allí? -preguntó en esto la zorra al oír
ruido de cascos y ladridos.
-Un hombre.
-¿Y quién corre detrás de
él?
-Un potrillo.
-¿Cómo tiene el rabo el
potrillo?
-Enroscado hacia arriba.
-Adiós, Terenti. Tengo que volver a casa en
seguida.
Cuento popular ruso
1.001. Afanasiev (Aleksandr Nikolaevich)
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