-"¡Pero, abuelito, cómo se imagina que esas
plantitas de ciruelo, de nogal, de cerezo, de peral y manzano, que con tanto
trabajo va ingiriendo en el suelo remojado, van a crecer, echar flores y dar
fruto sazonado en un año o dos, que serán, a lo sumo, los que le quedan aún por
vivir! ¡Pase todavía que plante jazmines, rosales, jacintos, siemprevivas,
camelias, o si le san preferibles, cebollas, arvejas, alcauciles, zanahorias,
garbanzos... pero frutales! ¿No sería también mejor añadir un alero a la
casona? En unas cuantas semanas ¡listo el pollo! Pero esos frutales... tendría
usted que ser un Matusalén ¡caramba! para abrigar la esperanza de comer su
fruto. Menos mal que sus nietos los aprovecharán... y nosotros con ellos".
-"Eso serás¡ Dios quisiere, muchachos: en el
campo santo hay centenares de niños, adolescentes, jóvenes y hombres maduros
que yo acompañé a su última morada entonando el Cantate pueri para unos, y el Miserere
para otros. Me diréis que eso pudo ser antaño, pero que hogaño las cosas han
cambiado mucho para mí, y añadiréis que ni los cuidados del porvenir, ni
tampoco las grandes empresas, son para mis años. Pero ¿estáis seguros de que
convienen más a vuestra edad? No olvidéis el refrán que dice: "tan pronto
se va el cordero como el carnero"; no olvidéis que la rueda de la vida es
como la de la fortuna que anda más lista que una rueda de molino y los que ayer
estaban en pinganitos, hoy están por los suelos; pero ¿quién piensa,en eso?
Como reza la copla:
"Desde
el día que nacemos
A la
muerte, eaminamos :
No hay cosa
que más se olvide
Y que más
cierta tengamos".
"Yo no me olvido, jóvenes, y sin dejar de
recordar las pasadas ilusianes, los errores ¡ay! cometidos, prosigo mis trabajos,
gozando desde ya del placer que mis biznietos tendrán saboreando las manzanas
quejo, quizás, no veré. ¿Estáis seguros vosotros de hartaros con ellas, después
de haberme acompañado a mi última mansión? ¿Es acaso imposible que yo os
sobreviva? Nadie nos lo puede asegurar, pero es lo cierto que la prórroga que
nos conceden las parcas a vosotros y a mí se asemejan por su brevedad... Como
canta el poeta:
"En un
ínstante saltamos
Lo que en
años no anduvimos;
En un mundo
nos dormimos
Y en otro
nos despertamos".
-"¡Sabe mucho usted, abuelito! La juventud es
poco experimentada, y cree muchas cosas; su homilía es de primera, y dudamos
que el cura rector le pueda echar el pie delante, aunque es doctor por Roma,
pero en fin, y para que vea que también nosotros sabemos echar coplas como
buñuelos, dejemos esto aquí...
"Y no
entremos
En más apreciaciones;
Ya pasó la Cuaresma
Para
sermones".
Y se alejaron bulliciosamente, pensando muy de veras
que el pobre anciano debía de estar reblandecido por la edad y los achaques.
En poco más de un año los tres mozalbetes habían
dejado de existir: uno se ahogó cierta tarde de verano mientras se chanceaba
con otros compañeros sobre la; chochez de los viejos; el segundo sentó plaza de
soldado, y en un reencuentro perdió la vida; el último, que había permanecido
en la aldea, cayó de un árbol cierto día de invierno y se descalabró.
El anciano labriego los acompañó al cementerio
cantando el Miserere, lloró sobre los
tres desaparecidos, y con la venia del párroco, escribió en el Libro de los
Difuntos el infausto suceso.
1.087.1 Daimiles
(Ham) - 017
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