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sábado, 11 de enero de 2014

La boda de la señora zorra

Érase una vez un viejo Zorro, que sospechaba que su esposa no le era fiel, y la quiso probar. Se echó debajo de un banco, inmóvil, y se hizo el muerto. La señora Zorra se fue a su cuarto y se encerró en él; su criada la señora Gata sentose junto al fuego y se puso a hacer la comida.
Sin embargo, cuando se supo que el viejo Zorro había muerto, no tardaron en llegar los pretendientes. La criada oyó que alguien llamaba a la puerta principal y se asomó a ver quién era.
Era un joven Zorro, que le preguntó:

‑¿Qué está usted haciendo, señora Gatita?
¿Está bien despierta, o ronca, o dormita?

Y ella le contestó:

‑Ni ronco, ni duermo, que estoy bien despierta, junto a mi señora permanezco alerta;
guiso buñuelos de miel y patata,
si queréis uno, tendedme la pata.

Muy agradecido ‑dijo el joven Zorro‑.
¿Y... qué hace la señora Zorra?
La criada respondió:

La señora Zorra está muy solita,
es grande su pena, y no se le quita.
Toda la noche sin cesar lloró,
pues el señor Zorro ha poco murió.

Bien, señora Gata; puede usted decirle que ha venido un joven Zorro que desearía casarse con ella.
-Así lo haré, galán caballero.

Y allá va la Gata: Pit, pit, pit…
junto a su señora: Pat, pat, pat ...
‑Salid, que a la puerta llamándoos están.
Tendréis por marido a un Zorro galán.

Pero la señora Zorra hizo mil remilgos.
‑Primero ‑dijo ‑tengo que saber con qué cuenta ese galán. ¿Es que acaso tiene nueve hermosos rabos, como el señor Zorro, mi llorado esposo?
 iOh, no! ‑respondió la Gata. Tiene sólo uno.
‑Entonces no le quiero.
Y la Gata bajó y despidió al galán.
No tardaron en volver a llamar a la puerta y en ella apareció otro Zorro que venía a pretender la mano de la viuda. Éste tenía dos rabos, pero no por eso fue mejor recibido que el primero. Después vinieron otro, y otro, cada uno con un rabo más; pero todos fueron rechazados, hasta que llegó uno con nueve colas, como el viejo Zorro difunto.
Cuando la viuda oyó esto, dijo a la Gatita, loca de alegría:

‑Ábrele la puerta, que a su encuentro corro;
como si volviera tu amo, el viejo Zorro.

Pero cuando se estaba celebrando la boda, el viejo Zorro salió de debajo del banco y empezó a dar, a unos y a otros, una buena paliza, y a la señora Zorra, y a su criada la Gata, y al novio, y a los pretendientes, los echó de casa a puntapiés.

Otro cuento

Cuando el viejo Zorro murió de verdad, se presentó el Lobo como pretendiente, llamó a la puerta y la Gata, que era criada de la señora Zorra, le salió a abrir.
El Lobo la saludó, muy fino, y le preguntó:

‑Señorita Gata, muy buenos días;
a ver a su ama vengo muy sumiso...
Mas, ¿qué está guisando: berzas o judías?
Porque... huele muy bien, ese guiso...

La Gata contestó:

‑Guiso una sopita de ajo y hierbabuena.
¿Quiere que le traiga una taza llena?

‑Es usted muy amable, señorita Gata. ¿Es que no está en casa la señora Zorra?

‑Arriba, en su alcoba, la infeliz está.
Se lamenta y gime, llora y llorará.
Murió el señor Zorro; y es tanto su duelo,
que, para su pena, no encuentra consuelo.

Y respondió el Lobo:

‑Yo la podría consolar
si otro marido quiere hallar.
Sube la Gata, muy de prisa,
con su maullido al ama avisa.
‑Si es que otra vez queréis casaros,
un galán viene a consolaros...

Pregunta la señora Zorra:
‑Ese galán, ¿lleva calzones rojos y tiene hocico puntiagudo?
‑No ‑dijo la Gata.
‑Entonces no es para mí.
Cuando el Lobo fue rechazado, vino el Perro y le siguieron toda clase de animales. Pero en cada uno la señora Zorra quería ver las cualidades que el señor Zorro había tenido y, uno tras otro, la señorita Gata tenía que irlos despachando a todos. Por último llegó un joven Zorro, y cuando la señora Zorra preguntó:
‑¿Tiene ese galán hocico puntiagudo y calzones rojos?
‑Sí; tiene una cosa y otra ‑contestó la Gata.
‑Entonces, decidle que venga ‑dijo la señora Zorra. Y ordenó que todo se arreglase para celebrar la boda.

La Gata, entonces, barrió y fregó,
y al Zorro viejo enterró;
trajo ratones, bien cebaditos,
y los guisó con rabanitos.

Se celebró, así, la boda con el joven señor Zorro, y los novios y los convidados saltaron y bailaron todo el día.

1.018. Grimm (Jacob y Wilhem)

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