Escucha con mucho cuidado.
Te voy a contar lo que me han contado. Lo que le ocurrió a una cabra
descarnada, que andaba medio desollada...
Erase un campesino que
tenía una liebre. Un día salió al campo con él y se encontró con una cabra que
estaba allí tirada, a medio desollar; sí: tenía un flanco desollado y el otro
no. Compadecido, el campesino se la llevó a su casa y la metió debajo del
cobertizo. Luego comió, descansó un poco y se marchó al huerto. La liebre fue
con él. Entonces la cabra salió de debajo del cobertizo, se coló en la casa y
cerró la puerta con pestillo.
En esto, la liebre sintió
ganas de comer, fue hacia la casa, quiso abrir la puerta, pero la encontró
cerrada.
-¿Quién hay ahí dentro?
-preguntó.
-Soy la cabra descarnada,
que anda medio desollada. A quien se acerque al cerrojo, salgo y lo destrozo.
La liebre se apartó de la
puerta, muy triste, salió a la calle y se puso a llorar. En esto pasó un lobo.
-¿Por qué lloras? -le
preguntó a la liebre.
-Porque se ha metido
alguien en casa -contestó entre sollozos.
-Ven conmigo, y yo echaré a
quien sea.
Llegaron a la puerta.
-¿Quién hay ahí dentro?
-preguntó el lobo.
-Soy la cabra descarnada,
que anda medio desollada -contestó la cabra pegando con las pezuñas en el
suelo. A quien se acerque al cerrojo, salgo y lo destrozo.
Los dos se apartaron de la
puerta. La liebre se quedó otra vez llorando en la calle y el lobo escapó al
bosque. En esto pasó un gallo y le preguntó a la liebre:
-¿Por qué lloras?
La liebre se lo contó y el
gallo dijo:
-Ven conmigo. Yo echaré a
quien sea.
Según se acercaban a la
puerta, la liebre gritó para asustar a la cabra:
-Aquí llega un gallo muy
tieso, trae al hombro un sable tremendo. Cuidado, cabra desollada, no vayas a
ser también degollada.
Al lado ya de la puerta,
preguntó el gallo:
-¿Quién hay ahí dentro?
Y la cabra, como antes:
-Soy la cabra descarnada,
que anda medio desollada. A quien se acerque al cerrojo, salgo y lo destrozo.
La liebre volvió a la calle
hecha un mar de lágrimas. En esto llegó una abeja revoloteando.
-¿Te han hecho algo malo?
¿Por qué lloras? -preguntó.
La liebre se lo contó todo.
La abeja voló hacia la casa y preguntó:
-¿Quién hay ahí dentro?
La respuesta de la cabra fue
la misma. La abeja se enfadó y se puso a volar alrededor de la casa, zumbando
por aquí, zumbando por allá, hasta que encontró un agujero en la pared, se
metió dentro y a la cabra descarnada le pegó un aguijonazo en el flanco
desollado que le pareció un pistoletazo. Del brinco que dio, salió disparada
por la puerta y desapareció.
La liebre se metió en la
casa en seguida. Comió, bebió y se acostó.
Quien quiera saber cómo
sigue el cuento, tendrá que esperar a que la liebre despierte.
Cuento popular ruso
1.001. Afanasiev (Aleksandr Nikolaevich)
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