Una vez salí de caza
acompañado de Milton. Junto al bosque
empezó a olfatear, irguió la cola y enderezó las orejas. Preparé la escopeta
y lo seguí, figurándome que buscaba una perdiz, un faisán o una liebre. Pero Milton no penetró en le bosque y siguió
por el campo. Caminé en pos de él, mirando hacia adelante De pronto vi lo que
buscaba. Una tortuga del tamaño de una gorra avanzaba a grandes zancadas. Su
cabeza, de un gris oscuro, al extremo del largo cuello, se asemejaba al badajo
de una campanilla. Tenía el lomo cubierto con una concha.
Cuando vió al perro,
ocultó las patas y la cabeza, y se dejó caer en la hierba, de manera que sólo
se le veía el caparazón. Milton la
agarró y empezó a morderla. Pero no pudo atraversarla, porque las tortugas
tienen en el vientre una concha igual que en el lomo; está provista de una
aberturas delante, detrás y a los lados, por las que asoman la cabeza, las
patas y la cola.
Quité la tortuga a Milton para examinar los dibujos de su
concha y ver cómo se ocultaba en ella. Al mirar por la abertura, vi dentro,
como en un sótano, algo negro y vivo. Luego la tiré en la hierba y continué mi
camino; pero Milton no quiso dejarla; me siguió, llevándola entre los
dientes. De pronto, lanzó un aullido y la soltó. La tortuga había sacado una
pata dentro de la boca de Milton y lo
había arañado. Milton se enfadó
tanto, que empezó a ladrar; después, apresándola de nuevo, siguió detrás de mí.
Le mandé que la dejara; pero no me hizo caso. Se la quité y volví a tirarla.
Sin embargo, Milton la cogió de
nuevo; no quería soltarla ni a tres tirones. De pronto, empezó a cavar un
hoyo. Y cuando lo hubo hecho, arrojó a la tortuga dentro y tapó el hoyo con
tierra.
Lo mismo que las
serpientes y las ranas, las tortugas viven en la tierra y en el agua. Procrean
poniendo huevos en la tierra, pero no los incuban; éstos se abren por sí solos,
lo mismo que las huevas de los peces. Hay tortugas pequeñas, del tamaño de un
platito, y otras, que miden hasta tres varas de longitud y que pesan veinte
puds. Las tortugas grandes viven en los mares. Una sola tortuga pone centenares
de huevos. duránte la primavera. La concha de la tortuga constituye sus
costillas. En el ser humano y en otros animales, las costillas están separadas.
Las de las tortugas están unidas y forman una concha. Lo más notable es que
los demás animales tienen las costillas debajo de la carne, mientras que las
tortugas las tienen por encima.
Cuento para niños
1.013. Tolstoi (Leon)
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