Había una vez una niña que
era huérfana y vivía en tan extremada pobreza que no tenía ni cuarto ni cama
donde dormir. No poseía más que el vestido que cubría su cuerpo y un pedacito
de pan que le había dado un alma caritativa, pero era muy buena y piadosa.
Como se veía abandonada por
todos, se puso en camino, confiando en Dios. A los pocos pasos encontró un
pobre que le dijo.
-¡Si me pudieras dar algo de
comer, porque tengo tanta hambre!...
Ella le dio todo su pan y le
dijo:
-Dios te ayude.
Y continuó andando.
Poco después encontró un niño
que lloraba, diciendo:
-Tengo frío en la cabeza,
dame algo para cubrirme.
Se quitó su gorro y se lo
dio. Un poco más allá vio otro que estaba medio helado porque no tenía jubón y
le dio el suyo; otro por último la pidió su saya y se la dio también.
Siendo ya de noche llegó a un
bosque, donde halló otro niño que la pidió la camisa.
La caritativa niña pensó para
sí:
-La noche es muy oscura,
nadie me verá, bien puedo darle mi camisa.
Y se la dio también.
Ya no la quedaba nada que
dar. Pero en el mismo instante comenzaron a caer las estrellas del cielo y al
llegar a la tierra se volvían hermosas monedas de oro y plata, y aunque se
había quitado la camisa se encontró con otra enteramente nueva y de tela mucho
más fina. Reunió todo el dinero y quedó rica para toda su vida.
1.018. Grimm (Jacob y Wilhem)
No hay comentarios:
Publicar un comentario