Había una vez dos hermanas,
una de las cuales era rica y sin hijos y la otra viuda con cinco niños y tan
pobre que carecía de pan para ella y su familia. Obligada por la necesidad fue
a buscar a su hermana y le dijo:
-Mis hijos se mueren de
hambre, tú eres rica, dame un pedazo de pan.
Pero la rica, que tenía un
corazón de piedra, la contestó:
-No hay pan en casa -y la
despidió con dureza.
Algunas horas después volvió
a su casa el marido de la hermana rica, y cuando comenzaba a partir el pan para
comer, se admiró de ver que iban saliendo gotas de sangre conforme lo iba
partiendo. Su mujer, asustada, le refirió todo lo que había pasado. Se apresuró
a ir a socorrer a la pobre viuda y le llevó toda la comida que tenía preparada.
Cuando salió para volver a su casa, oyó un ruido muy grande y vio una nube de
humo y fuego que subía hacia el cielo. Era que ardía su casa. Perdió todas sus
riquezas en el incendio. Su cruel mujer, lanzando gritos de rabia, decía:
-Nos moriremos de hambre.
-Dios socorre a los pobres
-la respondió su buena hermana, que corrió a su lado.
La que había sido rica, hubo
de mendigar a su vez; pero nadie tuvo compasión de ella. Su hermana, olvidando
su crueldad, repartía con ella las limosnas que recibía.
1.018. Grimm (Jacob y Wilhem)
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