Translate

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Josefin, el emigrante - Cap I. La partida

Dedicado...
...a  cuantos  llenos  de  fé,  arribaron  un  día  en  busca  de fortuna  a  la  América  dorada  y,  cayeron  vencidos  a  mitad  de carrera.
...a  cuantos  no  pudiendo  soportar  la  nostalgia  de  la  Patria lejana, volvieron maltrechos a ella...
...a  cuantos  buscando  oro  y  felicidad,  hallaron  dolores  de cuerpo, trabajos forzados y, olvido del alma...
   
Todo fué sencillo, como sencilla es el alma aldeana.
Dos hermanos, en una hacienda pequeña. El mayor, había de ser, casado para en casa. El segundo, debiera de emigrar en busca de la fortuna, que, en tan exigua hacienda no podía hallar. Razonamientos elementales que, encierran todo el giro de una vida.
Josefín,  tenía  a  la  sazón  dieciocho  años.  Alto,  fornido,  de agradable  presencia  y  nada  tonto.  Jamás  le  había  arredrado  el trabajo ni las privaciones y, cuando su padre le indicó la necesidad de que fuese "pa la Bana", acogió la noticia sereno y hasta alegre.
-¡Bueno padre, diré!
Apenas si hubo más diálogo, porque en los momentos solemnes las palabras traicionan y sólo quedan los sentimientos.
Era  una  noche  clara  de  octubre.  El  padre,  enfermo  hacía  unos meses, -tal vez de pena, al ir madurando la decisión de enviar tan lejos de sus lares al hijo de su sangre- reunió en su humilde alcoba a todos los suyos. La mujer, sentóse sobre la cama del paciente y sus dos hijos, de pie tras ella, guardaban silencio sepulcral. Unicamente sentíanse de vez en vez, los suspiros sostenidos de la madre:
-Bueno fíu -con voz entrecortada hablaba el padre.
-Hoy marches por es¡ mundu de Dios. Deseo sepias, que te quiero como a Monzón, el tu hermanu que queda. ¡Pero la vida ye así! El, ye el mayor, tien moza a gustu de tóos y, debe casase p'ancasa...
-Sí,  padre.  Véolo  bien.  A  él  corresponde¡;  además,  yo  siempre suañé con dir a América, cruciar el mar, trabayar y facer dineru, pa un día volver ricu...
-¡Bueno;  el  que  marcha  con  ganes  de  trionfar,  ye  fácil  que  lo logre. Pero mira fíu; la vida a veces tien munches porqueríes y a lo mejor... Por eso te digo, que si un día quies volver, aquí tá to casa.
Non ye sólo de Monzón, ye tuya tamién. ¿O qué Monzón?
-¡Padre!... -conmovido susurró el aludido.
-La casa ye tanto d'él como mía... El día que vuelva, lo tendrá tó a su disposición... y no pudo continuar, porque la emoción le ahogaba.
-Ya  lo  ves  Josefín.  Agora  vete  con  Dios,  fíu  míu.  Acuérdate siempre  de  los  tuyos,  acuérdate  siempre  de  Dios,  y  procura  ser buenu en la vida, que siéndolo, llevarás la mejor recomendación. Ya sabes qu'en la Bana t'espera el mió hermanu. Ye tíu tuyu, ricu, y ta tenderá. ¡Ven que te abrace por última vez!...
Josefín, llegóse a su padre, dejándose abrazar y besar. Los brazos escuálidos del enfermo, temblaban contra su cuerpo. Las lágrimas, bajábanle  por  las  mejillas  arrugadas;  volvió  el  rostro  al  otro  lado, cerró los ojos y no quiso verle marchar.
La madre, entre gritos y desmayos, despidióle a la puerta de la corrada y pronto sintió únicamente, el esquileo del caballo y el ruido de la charret marchando por la carretera.
Josefín, miró varias veces hacia atrás en su afán de ver por última vez la casa donde naciera. Monzón, callaba, en silencio emocionante.
Allá  lejano,  sentíase  jolgorio  de  una  esfoyaza.  Mujeres  y  hombres cantaban  alegremente  y  sobre  todos,  una  voz  clara  de  mujer,  de forma magistral, entonaba:
   
       ...la despedida es corta 
       la ausencia larga:
       ¡hasta siempre que quieras 
       bien de mi alma!
   
-¿Oyes Monzón?
-Decía Josefín. -Paezme la voz de Adelina. ¿Non taría bien pararpa decíi adiós? Pero non; sigue. Non ye más que pa entristeceme, porque ella gústame y yo a ella, paezme que tamién.
¡Sigue, sigue; non quieo oyela cantar...
Entre  el  ruido  de  los  cascabeles,  no  sentían  como  aquella nostálgica canción, repetía:
   
       ...la ausencia es larga: 
       ¡hasta siempre que quieras 
       bien de mi alma!
   
Llegaron  al  Musel.  Como  debido  a  estar  incluido  en  la  Milicia, había  de  marchar  de  "matute",  ya  en  el  antepuerto  estaba,  aquel señor  gordo  que,  mediante  unas  pesetas  se  lo  había  arreglado.
También  un  alemán,  ceñudo  y de  cara  fosca,  que  sin preámbulos, dijo:
-A  ver:  ¿El  dinero?  -Josefín,  extrajo  la  cartera  y  le  dió  lo con-venido.
Aquél, continuó:
-Desde ahora, eres el fogonero, ¿entiendes? Si la policía, pregunta quien eres ¿qué tienes que decir?
-Interrogó  el  Capitán  del  barco,  que  no  otro  era,  el  alemán aludido.
-¡Qué voy pa la Bana! -Titubeante, respondió Josefín.
-Bruto. Eso nunca. Tu vas en mi barco sin documentación y si te cogen irás a la cárcel lo mismo que yo. Así que, -recalcaba bien sus palabras- tú, aunque vas para la Habana, no vas. ¿Entiendes? Eres el fogonero.
Ya entiendo. -Afirmó el aludido. 
-¿Vino alguien a despedirte? 
-El mi hermanu.
-Despídete  al  momento,  que  el  barco  zarpará  ahora  mismo.-
Ordenó el capitán.
Se abrazaron. Josefín hasta entonces tan entero, se conmovió, y llorando besó a su hermano. Volvieron a abrazarse y a llorar.
-¡Adiós Monzón! ¡Adiós! Escríbeme muncho... ¡Day un besu a mí má cuando llegues!...
Pero no pudo continuar, porque el brusco capitán, llegósé a ellos, diciendo:
-¡Ya está bien! ¡Qué no te mueres hombre! ¡No parece más que te van  a  enterrar!  ¡Hala!  ¡Al  barco!  Usted,  quédese  ahí.  No  conviene que vean muchos juntos.
Monzón,  quedóse  triste  viendo  como  Josefín  se  alejaba.  Este, volvía el rostro a cada paso, diciéndole adiós con el pañuelo, con que limpiaba sus ojos.
Pronto se perdió en el interior del barco. Monzón quedó allí quieto, extático, hasta que le vió alejarse. Entonces, se arrimó a la charret, y lleno de angustia, lloró hasta quedar ronco.
-¡Josefín, buen viaje! ¡Dios te de suerte! ¡Josefín!... Josefín...
Ya  la  oscuridad  del  Cantábrico,  había  absorvido  el  buque,  que impasible a los más hondos sentimientos, enfilaba su popa hacia el horizonte.

Cuento asturiano

1.017. Busto (Mariano)

No hay comentarios:

Publicar un comentario